miércoles, 29 de agosto de 2018

Escritura automática (Diáspora 1)

Me propuse a principios de año escribir cien entradas en el blog para intentar reactivarlo y de esa forma motivarme y escribir más, pero está claro que empiezo a estar lejos de conseguirlo. Algunos dirían -y con razón-, que lo importante es la calidad y no la cantidad, pero con la cantidad de tiempo libre que tengo dos entradas a la semana no tendría que resultar tan complicado. En realidad suelo escribir todos los días, tengo un diario en World donde divago sobre lo divino y lo humano. Ser juntapalabras es bastante sencillo: un teclado (a ser posible mecánico, son una maravilla) y un ordenador. Recuerdo leer a Bukowski en su diario “El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco” como había comenzado a escribir con setenta años en un ordenador, y que estaba entusiasmado porque las palabras volaban. Ya no tenía que escribir todo dos veces (la segunda para corregir faltas, erratas, etcétera), ahora podía escribirlo todo de una sentada. Era maravilloso. Música clásica, vino, y la ardiente risa de los dioses iluminando su procesador de textos. Preconizaba un futuro en el cual se fabricaría algún tipo de chip que implantado en el cerebro pudiera transcribir directamente toda la madeja mental del escritor. Aunque claro, matizaba, eso resultaría útil sí había algo que mereciera la pena transcribir. Ese ha sido siempre el único problema.

A mí escribir, como leer, me reconcilia conmigo mismo, es como si al hacerlo estuviera dedicando mi tiempo a algo real, en vez de a la colección de asuntos intrascendentes, irrisorios y fastidiosos que componen la vida cotidiana. Incluso escribir sobre banalidades las transfigura sutilmente, como si iluminase el lado oculto de las cosas, una especie de lucidez ocasional, de petricor sin tormenta. Por eso en vez de tanta reseña, voy a intentar escribir más aquí, en un tono más íntimo.

Está siendo un mes jodido. Intrascendente. Inútil. Yermo. Noches calurosas de insomnio. De gastos absurdos. Me compré un monitor de treinta y dos pulgadas. No me sentí bien con esa compra, como si estuviera comprando un boleto para la fábrica de sonámbulos que me rodea habitualmente. Una capitulación al embrutecimiento, al soniquete de conformismo amodorrante. Todos queremos escapar. Algunos gastan dinero en tonterías que no necesitan y solo son felices en el momento de la compra -a veces ni siquiera entonces-, y luego pasan inmediatamente al siguiente objeto de deseo que convertir en ferviente necesidad. Incluso las vacaciones se han transformado en eso. Todo es escapismo. Pero es entendible: la vida, seamos francos, es un coñazo, demasiadas obligaciones, responsabilidades, malos rollos y frustraciones. Si alguien inventase una máquina de realidad virtual donde perder la conciencia durante unas horas, en plan soma, estaría media humanidad enganchada.

Ayer se me estropeó el eReader. Un Kobo Glo HD. Me habré leído con él más de doscientos cincuenta libros. Me lo regaló Tamara en noviembre del 2015. No he podido esperar a cobrar la nómina y me he comprado otro esta mañana con la tarjeta de crédito. En realidad es casi un acto de ahorro, la última compra en papel fueron dos ensayos, uno de cine y otro sobre videojuegos, y me gasté cincuenta euros en los dos. Mejor comprarlo cuanto antes. Venían unos cuantos libros descargados y uno de ellos era “El arte de no amargarse la vida” de Rafael Santandreu. Y a mí este tipo de libros de autoayuda tan básicos me parecen basura, pero como estaba apático le he dado una oportunidad. Y es una mierda, pero al menos es ameno y dicharachero. Y habla de Epicteto con la intención de alinear la psicología conductista con su filosofía. Y creo que ahí patina un poco. Pero para quien no lo haya leído será de gran ayuda. O sea que adelante.

Y después de dos horas de leer ya me siento un poquito más persona, incluso preparado para libros de verdad. Y enciendo el ordenador. Pero antes me viene a la mente una de mis ex. Y me río al recordar que ella, unos meses después de que yo creara este blog, abrió uno sobre este tipo de cosas: felicidad, autoayuda, frases de ánimo Paulo Coelho. Y me percato de que todos pasamos por las mismas encrucijadas, solo que tomamos direcciones diferentes para el mismo problema: ella escogió leerse estos libros y tragarse toda su pantomima, y yo caí en el agujero de la decadencia, el cinismo y el quietismo. También es cierto que ello me arrastró con los años a cierto intelectualismo literario, luego a la filosofía, y hoy, por fin, a la psicología conductista, esa intentona moderna para encontrar la felicidad. Busco su blog, para ver si sigue escribiendo, pero lo dejó en 2016. No tiene muchos comentarios ni seguidores. Me da por pensar en lo injusto que resulta la notoriedad en internet. Hay gente con talento sin apenas trascendencia, y otros dan con la clave para llamar la atención aunque su material sea basura, y logran ser famosillos. Resulta demasiado arbitrario, incluso aterrador, pero por otro lado es lógico que la mediocridad sea la constante, parece ser el único pegamento social que nos une; no alberguéis dudas al respecto, ¿acaso tenéis algún Mozart de vecino o compañero de trabajo?

Yo suelo tener más suerte, siempre que abro una red social (Blogger, Twitter, Ask) consigo seguidores enseguida; precisamente por eso prefiero tener ahora más anonimato, y por tanto más libertad. Ya he comentado varias veces que Twitter -la red de moda con permiso de Instagram y YouTube-, es propicia a los linchamientos y la autocensura. Lo ideal sería tener un videoblog, pero creo que se me iría demasiado la olla con según qué cosas. En esta época el teclado resulta mucho más acogedor e íntimo, pocos tienen la paciencia de leerse un texto largo; en realidad las entradas son como cartas que alguien deja caer en una calle transitada, casi todos pasando de largo, pisándola, con esa prisa absurda que te impide tener curiosidad… ¿quién se fija en ella, quién la cogerá y la leerá?. Solo los elegidos toman la pastilla azul.

8 comentarios:

  1. A mi estos posts me gustan. Si te sirve de consuelo yo me propuse llegar a lis 50 y tampoco llegaré. Ya solo escribo posts de libros y alguno de fotos
    Abrazos

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    1. Mi problema es que tengo bastantes días libres y me sabe mal no aprovechar el tiempo y escribir más. Luego llegará el momento de tener un trabajo de jornada completa con dos horas de ida y vuelta en transporte público y no tendré ni ganas de encender el ordenador xDD
      Pero es curioso como las entradas van bajando cada año, creo que a ti también te ha pasado lo mismo; supongo que al principio hay mucho de qué hablar, y luego vas agotando los temas, nuestra relación con el blog empieza a resultar como el matrimonio de “infelices para siempre”. Viva Floppy. Tengo que conseguir esa serie y verla de nuevo je je je
      Un abrazo muchacho, y adelante con esas reseñas, son necesarias para la blogósfera ;)

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  2. Tomamos las cosas de diferente forma aunque eso no resta que coincidamos con algunas personas yo me voy por el lado decadente y apagado.
    Los libros de autoayuda los dejo pasar, no son algo que pueda motivarme y tu entrada me parece estupenda, como bien has mencionado, íntima, no dudo que te lleguen seguidores donde quiera que te pongas.
    Es curioso, ¿sabes?, eres la primer persona que menciona tener mucho tiempo libre.
    Yo lo que me propuse fue no cerrar el blog y lo cerré y recién me he vuelto a abrir otro, pero dudo que lo mantenga.

    Amy me llaman y viendo en tu lateral me descolocó lo que aparece, pensé de inmediato, ¿será un gadget nuevo?, no, es la reseña del libro Perdida, te lo copiaría pero tienes bloqueo.

    Me dio gusto leerte de nuevo, Rorschach, un abrazo

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    1. Savia nueva en los comentarios, bien, bien ;)
      Lo del lado decadente, eso es porque no has naufragado en mis entradas antiguas, ahí era muy decadente xD Pero sí, hay un momento para todo. Yo tampoco soy fan de los libros de autoayuda, de hecho creo que solo me he leído este, y otro camuflado de Lucia Etxebarria. Tengo una obsesión con esta mujer, me horripila tanto que suelo leer todo lo que publica. No creo que lleguen muchos seguidores, Blogger está muerto, lo cual es parte de su encanto. Sí, lo cierto es que tengo la mitad de la semana libre, pero tiene su lado oscuro, como el hecho de que nunca tengo dinero xD pero merece la pena, el tiempo libre tendría que ser el objetivo de todos por encima de cualquier otra cosa, sin tiempo libre es mucho más difícil autorrealizarse, reflexionar, mejorar tus relaciones personales…
      Me he apuntado a tu blog, espero que no lo cierres.
      Ja, ja, ja. En realidad, el bloqueo de copia es una chorrada, si alguien quisiera copiar el texto lo podría hacer, es solo para desalentar.
      Espero que sigas escribiendo, un abrazo Amy.

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  3. Los libros de autoayuda son lo peor, no soporto la filosofía de galleta de la fortuna, lo siento. Y me molesta mucho, muchísimo, ir a las librerías buscar “Psicología” y que las estanterías estén llenas de esos libros. Es denigrante. En fin…

    Me gustan estas entradas así, caóticas, en las que aparentemente no hablas de nada pero dices mucho. Las reales, ergo, naturales 😉

    Escribir, en mi caso, más que algo real (de realidad ando sobrada, como sabes) es precisamente hacer algo “para mí”. No hay una finalidad si no es, a veces, algo de desahogo o de ordenar ideas. En general es mero divertimento. Para mí siempre ha sido como ahora, nunca tuve un gran número de seguidores con los que interactuar de forma recurrente, la presión de los fans, si muchos de mis seguidores llegaron a mí a través de tu blog jajaja.

    Twitter es bastante infiernito. Hay muchos que parecen haters de profesión y además se retroalimentan entre ellos, no hay filtro, cada uno suelta lo que piensa (sin pensarlo demasiado) y venga, a pelear. Y luego están las pieles finas… a veces pienso en irme (veo cosas que me dejan mal cuerpo, un poso desagradable) pero me he aficionado a tres o cuatro cuentas y, bueno, por ahora me vale la pena.

    Besos, poeta.

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    1. En la Fnac donde suelo ir los libros de autoayuda están al lado de los de filosofía, ya he comentado alguna vez que cuando veo a una chica guapa rondando por ahí siempre pienso: “Si se gira y coge alguno de Séneca o Schopenhauer intentaré el acercamiento”. Pero todos mis anhelos se van al garete cuando con un giro de cintura y una sonrisa adocenante coge “El Secreto” de Rhonda Byrne, ese libro que tiene la teoría de que si “deseas algo con mucha intensidad lo conseguirás”, verbigracia, si tienes cáncer solo tienes que desear con mucha energía curarte y con eso solucionas todo; y si te mueres es porque no lo has deseado lo suficiente xD Los seres humanos somos increíbles.

      Los seguidores son un arma de doble filo ja ja ja. El blog es un juguete que siempre suma si vas adaptándote a las necesidades que va creando.

      Yo volví a Twitter cuando duplicaron los caracteres (antes gastaba más tiempo para que cupiera mi pensamiento que en la reflexión en sí), y lo cierto es que la creatividad de la gente no deja de sorprenderme. Y hay personajes tan curiosos que me tienen enganchado (ya sabes cuales son, no doy demasiados me gusta). En realidad es mi pantalla social, porque apenas me relaciono con nadie. Las redes sociales resultan tan cómodas en ese aspecto, ¿te sientes solo? te conectas e interactúas un poco. Y cuando te aburres apagas el ordenador. Hikikomori con éxito en las redes sociales, la sociedad del futuro ja ja ja
      Lo de los haters es solo consecuencia del ansia de notoriedad, obviamente hay cierta mezquindad enfermiza en linchar a la gente, pero al final es un ansia por destacar. De hecho, por dar otra opinión impopular, muchas mujeres que cuentan sus traumas en Twitter, o que se dedican a subir desnudos de sus cuerpos no-normativos, hay una parte en esa actitud que busca aceptación, que quiere que le hagan casito (que en el fondo es lo mismo), pero no creo que sea empoderamiento, como tampoco lo es la lucha por los pezones en Instagram. Pero si mirásemos todo con lupa, ¿qué son los blogs, sino un acto de puro narcisismo? Pues sí. Pero al menos, y ese es mi punto, deberíamos ser conscientes de ello. Y algunos en Twitter no son conscientes ni de donde tienen el cerebro xD
      Un beso musa, cuídate ;)

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  4. creo que, en general, y no sé muy bien por qué, tenemos un problema con eso de "aprovechar el tiempo". esa sensación de vacío si no estamos todo el tiempo haciendo algo, por estúpido que sea. conste que me sucede lo mismo, pero creo que si pudiera escoger un superpoder sería el de estar bien sin hacer nada. nada de culpa, nada de remordimientos, nada de castigos. nada. pasar el día mirando el techo y sentirme totalmente tranquila y feliz. quizá no sea ése el sentido de la vida, cierto, pero a ciertas alturas temo que el sentido de la vida se esté riendo muy fuerte de nuestras desventuras.
    sea como sea, hagas o no hagas, me quedo con esta frase que me ha parecido maravillosa: leer y escribir me reconcilia conmigo mismo.
    teniendo esto no hace falta nada más, ni tan siquiera superpoderes.

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    1. Es algo extraño, por un lado tenemos el complejo de “inmortales” porque nunca pensamos en la muerte y, sin embargo, intentamos todo el rato mantenernos ocupados. Creo que es una secuela del capitalismo: en cierta forma necesitamos producir, consumir, ganar dinero, gastarlo. Hay que aprovechar el tiempo, pero en el sentido de ser maquinas que necesitan estar siempre funcionando para rentabilizarse. Es algo extraño, porque, por ejemplo, el aburrimiento es una de las bases para la vida creativa. Si no estuviéramos aburridos, ¿nos fijaríamos en nuestro interior?

      El problema de esa frase es que a veces no hay libros, ni energía creativa para escribir. y entonces te sientes frustrado y amargado. Sabes cual es la dirección correcta, pero estás sin gasolina, el ennui te atenaza. Supongo que esa es también una queja transversal, ¿por qué no podemos ponernos delante de la pagina en blanco y escribir sin más, disfrutarlo como un subidón de adrenalina imparable, por qué a veces cuesta tanto encontrar la inspiración, que te guste lo que escribes? ¿por qué a veces no encuentras sentido ni placer en el tiempo que dedicas a pulir un texto? ¿Por qué a veces quieres leer clásicos de la literatura y te cuesta tanto avanzar, como si cada página fuera una trinchera llena de barro hasta las rodillas? ¿Por qué no es más fácil, como ponerte delante del televisor y tragarte doscientas horas de series? Ahí está el conflicto supongo.
      Gracias por pasarte por aquí, muy buenas las últimas entradas de tu blog, intento compartirlos siempre que puedo por Twitter.
      Un abrazo.

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