Cuerpos jadeando tras las
persianas. Entrañables adictos que esnifan su falta de fe. Ángeles sin alas
-espaldas ensangrentadas- se mueven en sillas de ruedas e insisten en brindar
conmigo. Las mujeres, seres infinitos, caminando por los tejados de mi memoria.
Nos comportamos como si el infierno de una mosca no fuera igual que el nuestro: algo trivial, vulgar, anónimo. Peniques en los ojos. Mientras todos tienen prisa por morir de inanición espiritual mi mente estalla en llamas, las serpientes reptan por el suelo y el teléfono sigue sonando desde un número equivocado. Súbete el vestido. Pervierte mis sentidos. Sigo buscando palabras que te humedezcan. El escalofrío en tu espalda. La música nunca es inocente, pero la melodía de tus tacones es el lugar más acogedor que conozco.
Nos comportamos como si el infierno de una mosca no fuera igual que el nuestro: algo trivial, vulgar, anónimo. Peniques en los ojos. Mientras todos tienen prisa por morir de inanición espiritual mi mente estalla en llamas, las serpientes reptan por el suelo y el teléfono sigue sonando desde un número equivocado. Súbete el vestido. Pervierte mis sentidos. Sigo buscando palabras que te humedezcan. El escalofrío en tu espalda. La música nunca es inocente, pero la melodía de tus tacones es el lugar más acogedor que conozco.
Laberintos emocionales que
llenan la boca y despellejan rodillas. El poeta apuesta todo por ser una flor
destripada a solas con los dioses, por la poesía que huele a sudor y sexo. El
poeta vende rosas bajo la lluvia. Dibuja con tu caro perfume francés bosquejos
de putas y locos predestinados con los labios desollados de amar hasta el
suicidio.
Por eso te advierto que mudarte a mis huecos no es poseerme. Todos necesitamos algo trascendente e imposible, no basta una necesidad física desubicada. No quiero arrojar una moneda, como si diera una calada de sangre, desde una cornisa de soledad con hálito de meretriz. No uses mis poemas para limpiarte el semen de la cara. Ya sé que tus ojos tienen forma de barrotes y pelusas de sangre. Pero tienes que decidir si eres hada de absenta o esfinge sin secretos. La luna muestra su guadaña, sonrisa del coyote, ¿somos dos charcos unidos por una hojarasca de sentimientos o epifanías desde el psiquiátrico?
Por eso te advierto que mudarte a mis huecos no es poseerme. Todos necesitamos algo trascendente e imposible, no basta una necesidad física desubicada. No quiero arrojar una moneda, como si diera una calada de sangre, desde una cornisa de soledad con hálito de meretriz. No uses mis poemas para limpiarte el semen de la cara. Ya sé que tus ojos tienen forma de barrotes y pelusas de sangre. Pero tienes que decidir si eres hada de absenta o esfinge sin secretos. La luna muestra su guadaña, sonrisa del coyote, ¿somos dos charcos unidos por una hojarasca de sentimientos o epifanías desde el psiquiátrico?
Tu desnudez es un espejismo
de inocencia para mis manos, cuyo horizonte de felicidad azul se extiende a un
beso de distancia. Tu coño es la antítesis de la muerte, aunque la vida se
deslice luego por tus piernas. A fin de cuentas el filo del cuchillo sabe mucho
de poesía para quienes les gusta acariciar los grilletes de su cicatriz antes
de acostarse. Quizás por eso los poetas tienen algo de locura, saturados de
realidad por su excesiva sensibilidad, son incapaces de aceptarla sin echarse a
llorar o a reír sin control.
Mis manos adictas a
ensoñar el poema dibujan palabras que nunca besaron, y al leerlas tus ojos les otorgan
identidad y redención. La mejilla seca de una flor que encuentras entre unas
cartas de amor llenas de polvo. Sonrisas llenas de imperfección debajo del edredón.
Como tragarse trozos de bombilla que te iluminan garganta abajo y te hacen
recordar. El poema es una muerte enamorada que se salta todos los semáforos en
verde mientras la persigue una ambulancia con sirena de orgasmo. El poema es el
juguete roto de unos niños que ya se han hecho mayores. Es el momento de gloria
del loco. Un chupete con forma de garfio. Rimbaud escribiendo entre ajenjo y
hachís. Tu cuerpo, de placer habitado, donde el tiempo pierde el equilibrio
mirando los fuegos artificiales de tu lencería.
El poema eres tú.
desgranas el deseo del placer en la distancia en un laberinto de palabras obscenas y bellas, donde la piel habita en un alma que sin propia no es ajena
ResponderEliminarLa musa esculpe una piel de cenizas que se vuelve nieve de hojarasca con el paso del tiempo. Todo sigue girando, mañana no tengo que trabajar, la botella me guiña un ojo. Y sonrío. Quizás porque esta noche no me siento solo y todo tiene algo más de sentido. Sí, sigamos escrutando la locura en busca de la palabra, el verso, el beso y el corazón de una dama dormida.
EliminarUn saludo!
es un placer leerte
ResponderEliminarBailas de pasion con tus letras
Y para mí es un acicate saber que cuento con un ilustre publico que sabe valorar el tiempo y la energía que vuelco en mis textos ;)
EliminarUn beso.
Jamás me cansaría de leerte, eres sublime, lo mejor de lo mejor, una maldita adicción.
ResponderEliminarCómo te adoro. Mil besos.
Tus palabras son como la sonrisa del Gato de Cheshire: hacen que te eche de menos.
EliminarPero no me preocupo: Aquerón nos sonríe. Gracias por este fin de semana ;)
Mil besos.
El poema es el realidad el loco que se escapó del manicomio de la vida.
ResponderEliminarA ver si lo encuentras. Un beso.
Me gusta pensar que todos somos profetas intentando ahuyentar nuestras ansiedades con el teclado. De todas formas no me hace falta buscarle, el loco ahora disfruta de ese manicomio, e incluso ha llamado al servicio de habitaciones para que le traiga otra botella.
EliminarBesos.
Pues sí que es generoso¡¡¡....
Eliminarjajajajajja
Dale recuerdos míos.
Pero dile que yo no estoy.
Un beso.
Bueno, fuera de bromas, me alegro de que hayas recuperado a tu musa.
EliminarElla es el poema, porque tú eres, sin duda, el poeta.
ResponderEliminarGracias por el tiempo fuera del tiempo, invertido en perderme en tus imágenes, en tus palabras...
Ella, siempre ella…
EliminarGracias a ti por leerme, el poema tiene un dueño, y ese siempre es el lector.
Besos.
no te olvido, pero no estooy pa ná.
ResponderEliminarno me olvides.
No te olvido, te leo siempre desde el Facebook. Siempre he sentido cierta predilección por los blogs eróticos femeninos. Espero que las cosas mejoren y puedas seguir escribiendo con fluidez. Un beso.
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