‘Búscate la vida (Get a Life)’ es una ‘sitcom’ estrenada en 1990 que con tan sólo treinta y cinco episodios repartidos en dos gloriosas temporadas llenas de locura y surrealismo dejaron una impronta minoritaria pero irreemplazable en la adolescencia de toda una generación que no ha podido olvidar la entradilla de la serie donde un treintañero medio calvo con barba repartía con una sonrisa idiota los periódicos a sus vecinos montando en una bicicleta al ritmo del tema de R.E.M ‘Stand’ hasta chocar con un coche debido a la distracción provocada por una exuberante mujer que se agachaba a recoger el diario matinal recién arrojado al suelo por él.
Hablo, naturalmente, de su creador y máximo exponente: el actor, cómico y guionista Chris Elliott, que elaboró esta paródica ‘sitcom’ junto a su amigo y compañero en el ‘Late Night with David Letterman’ Adam Resnick. Juntos unieron sus fuerzas a David Mirkin, también guionista y a la postre productor de ‘Los Simpson’, para lograr colarle a la Fox una serie cuyo argumento ya era bastante delirante: Chris Peterson es un hombre de treinta y tres años algo idiota pero entrañable que vive todavía con sus padres, los cuales siempre van en bata (de hecho Bob Elliott era padre en la vida real del protagonista) y que se gana la vida siendo el repartidor de periódicos del barrio cuya cúspide laboral le ha convertido en jefe de tres chavales de diez años.
La vida de Chris podría definirse como la de un ‘loser’ feliz, inconsciente y satisfecho con su propia estupidez. ‘Búscate la vida’ era una perfecta parodia del síndrome de Peter Pan, donde un personaje estrambótico hacía las delicias de los telespectadores a los que acostumbró a un surrealismo revolucionario que sustentaba su entidad humorística en la imprevisibilidad de las situaciones y argumentos.
Durante la primera temporada, Chris aparecía en sus andanzas y desventuras junto a Larry Potter, su mejor amigo y confidente, que ejerce de conciencia y nudo con la realidad. Un personaje que funciona como antítesis de Chris, puesto que es un hombre enclaustrado en la etapa adulta, con dos hijos, una hipoteca que pagar, un trabajo absorbente y una mujer, Sharon, convertida en símbolo castrador y archienemiga de su amigo Chris.
Durante la segunda temporada, cuando la anarquía parecía ser el patrón del humor argumental, aparece el personaje de Gus Borden (Brian Doyle-Murray -hermano de Bill Murray-), el hombre que le alquila su garaje maloliente para emprender su falsa situación de soltero emancipado, un ex agente de la ley que fue expulsado del cuerpo por orinarse en un superior durante una borrachera y que para Chris es un idolatrado modelo a seguir pese a su condición de renegado sociópata. En esta temporada, y ya con la cancelación confirmada, el absurdo disparate de sus guiones alcanza sus mayores cuotas, consiguiendo una libertad creativa que pasa por encima de convencionalismos, deus ex machina y coherencia argumental.
Y en medio de todo ese caos el personaje de Chris Peterson, protagonista alopécico, fondón y llorón, que no se amedrentaba ante los desafíos y retos, accedía a cualquier proposición, por excéntrica que ésta pareciera, y actuaba de forma infantil e incoherente abstraído en su particular burbuja de fascinante estupidez. La serie de Elliott rehusaba la moralina, solo rendía pleitesía a la chorrada continua, las frases míticas, las situaciones improbables, los ‘gags’ gloriosos y el constante homenaje a la ciencia ficción en muchos de sus títulos y tramas. Varios episodios destacan como aquel en que se hace amigo de un alienígena desagradable y violento llamado V.O.M.I.T.ÓN. (Visitante de Otro Mundo que Impacta en la Tierra... Ocho Nabos), cuando trabaja como gigoló de una vieja bañada en perfume, de modelo de la agencia ‘El guapo’ para triunfar bajo el apodo de ‘Chispas’ o como actor teatral del espectáculo musical ‘Zoo sobre ruedas’, o aquel en el que viaja en el tiempo gracias a un mechón de pelo de Michael J Fox. Durante treinta y cinco episodios Chris tan pronto luchaba contra un novedoso repartidor de periódicos robotizado, se carteaba con una peligrosa reclusa que iba a visitarle, se fabricaba un submarino doméstico en la bañera familiar o estaba a punto de morir intoxicado junto a Borden por residuos nucleares. De hecho, como nota cómica adicional y quizás parodia por la anunciada cancelación de la serie, Chris fallecía al final de muchos capítulos, de múltiples formas, a cada cual más extravagante.
En España se estrenaría en Canal+ en 1992 y, posteriormente, en 1995. Una obra maestra irrepetible que pervive en la memoria de sus fans por su carácter anticonvencional y contracorriente. Dejo aquí una playlist de YouTube donde están los treinta y cinco capítulos en HD para disfrute de cualquier curioso o nostálgico.
Puede ser un buen entreseries hasta que encuentre la próxima a la que engancharme. ¡Gracias!
ResponderEliminarEspero que te guste, es muy, muy surrealista, sobre todo en la segunda temporada, y como sólo dura veinte minutos cada episodio te la vas a tragar con rapidez. ¡Un abrazo!
EliminarAquí puedes comprar la serie completa en castellano BÚSCATE LA VIDA - GET A LIFE:
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