viernes, 7 de junio de 2019

El arte no salva, sólo se enamora de una soledad llena de autismo poético.

Soledad, tristeza, el aullido del lobo estepario. El drama, la culpa, el tabú, la revancha, el ardid poético, el vagabundo, el idiota, el sinónimo de insomnio, los remordimientos de dinamita. El pájaro azul conciliando el silencio de mi corazón, Jim Morrison cantando en el templo del Sol. Ensueño, estigma de Sade. Tragedia. Orgía. El brillo de una tumba. Tocarte. Morirte. Amarte. Follarte. Ladear tu psique hacia un eclipse total de humanidad. Seguir. Seguir. Seguir hasta que digas basta y pidas más. La ebriedad del chacal empuñando un cuchillo congelado al que llamamos amor. Tú disimulas, pero mi infierno es tu lluvia, tu garganta de aristas, tus puntos suspensivos, el vals de humor negro de tu corazón. Jardín de sudor, rosa azul y cuervo negro en medio de una tormenta cruelmente humana de indiferencia y omisión. Me quieres tanto que necesitas destruirme poco a poco. Pido otra carta. Lanzo los dados trucados. ¿Para qué sirve la literatura? Hay que matar la carne. Alzarla y golpearla contra la pared. Atravesarla. Ir más allá. Cosificarnos. Tatuarnos cicatrices con nombre propio. Ahogar el desierto tullido. Buscar la excepción en la grieta, en la poesía de nudos y cepos, en las bofetadas sin bragas, en los dedos abriendo la carne. Dolor. Placer. Mentira. Posesión. Fricción. Sangre. Orgasmo. Anzuelo. Mascaras. Vesania. Frío. Espejo. Amnesia. Futilidad.

2 comentarios:

  1. Sinceramente , yo no creo que alguien que te quiera necesite destruirte.

    Qué cosas tienes...¡

    Besos.

    ResponderEliminar