sábado, 15 de septiembre de 2018

El trabajo, una visión personal. (15/30)

En nuestro pasado evolutivo el ocio era necesario para recuperarse después de cazar y escapar de los depredadores, era tan consustancial a la vida diaria como el trabajo. Incluso con el monopolio moral de la religión judeocristiana, el trabajo se consideró durante siglos como un castigo divino (no en vano así venía reflejado en la Biblia), hasta que llegó Lutero y su ética protestante. Lutero pensaba que los pobres eran unos indolentes y necesitaban ser castigados con el trabajo duro, por eso impone la creencia de que el trabajo es un valor ético. Afirma que el trabajo duro y diligente tiene un beneficio moral y una capacidad inherente o virtud para fortalecer el carácter. Prioriza el trabajo y lo pone en el centro de la vida individual y social. La revolución industrial, el capitalismo y la globalización ayudaron a imponer esa idea como el nuevo sentido común. Hasta llegar a la situación actual en el que el Estado del Bienestar está siendo desmontando y la mayoría nos hemos convertido en esclavos asalariados.

Lo curioso es que durante siglos se pensó que el desarrollo tecnológico permitiría al ser humano disponer de más tiempo libre. Marx o Bakunin apostaban por una sociedad basada en el ocio, economistas como Keynes elucubraban que hoy en día tendríamos una jornada laboral mucho más corta y las máquinas realizarían el trabajo más pesado. Sin embargo, ahora parece que las máquinas son “culpables” de quitarnos el trabajo en vez de ayudarnos a gestionarlo. Hay anécdotas famosas que ejemplifican como todo es un constructo cultural. En la década de los noventa una firma de Rumania había contratado a una danesa para modernizar sus operaciones. Los daneses instalaron ordenadores y crearon un departamento de informática. Todo parecía funcionar según lo planeado, pero se presentó un problema: una vez puesto en marcha el sistema informático el personal empezó a salir del trabajo al mediodía. Intrigados, los daneses preguntaron por qué los empleados salían antes de su hora: los rumanos les explicaron que los ordenadores les permitían completar la labor de un día en medio día, de modo que cuando terminaban con el trabajo se iban a sus casas. Brecha cultural: a los daneses les desconcertaba que los rumanos no desearan hacer el doble de trabajo; los rumanos consideraban que los daneses estaban totalmente locos por esperar que trabajasen el doble.

            El concepto de plusvalía (expresión monetaria del valor que el trabajador asalariado crea por encima del valor de su fuerza de trabajo y del que se apropia el capitalista o empresario) y la codicia intrínseca en el capitalismo que siempre necesita ganar cada vez más, es lo que provoca las desigualdades sociales y que el statu quo actual sea tan forzado y tendencioso: las largas horas de trabajo impiden al trabajador organizarse. Por otro lado, siempre está la amenaza del paro, cuando, en realidad, podría existir el pleno empleo si todos trabajásemos menos horas y el trabajo se repartiera. Disponemos de estadísticas y datos suficientes para saber qué, aunque trabajásemos unas pocas horas al día, seriamos tan productivos o incluso más que si lo hiciésemos diez horas al día. En realidad, la gente no es perezosa, lo que sucede es que tiene trabajos lamentables. Es lógico que haya que trabajar para vivir, tener algún tipo de ocupación, meta u obligación, pero, ¿tiene que ser ocho horas diarias, con horarios partidos con una o dos horas para comer, con más de una hora de desplazamiento en las grandes ciudades? ¿De verdad a nadie le parece terrible que tengamos que sentirnos siempre cansados, deseando que llegue el fin de semana, un puente o las vacaciones de verano para poder recuperarnos, ser personas, desarrollar un poco nuestro mundo interior? Y todo para que la publicidad nos programe para convertir nuestros deseos en necesidades, y pasemos nuestro escaso tiempo libre recorriendo los centros comerciales como hámsteres enloquecidos, comprando todo lo que podamos, intentando llenar el hueco de nuestro sonambulismo vital a través del consumismo y la acumulación. ¿No deberíamos vivir en una sociedad que nos brindara otras maneras de sentirnos realizados, de gestionar nuestro tiempo, nuestra potencialidad? Ganarse la vida, una expresión horrible que ejemplifica nuestra esclavitud de facto.

Comprendo que hay trabajos que sí merecen la pena, vocacionales, que hacen del mundo un lugar mejor, que resultan tan satisfactorios que no importan demasiado las condiciones porque al llegar a casa te sientes orgulloso del tiempo que has invertido en ellos. Pero la mayoría son mecánicos, precarios, sin sentido, te embrutecen y alienan, te convierten en número, en tuerca… oficinas, fábricas, ¿hay alguna diferencia? Yo siempre he pensando que el trabajo es el mal, quizás mi abulia vital ha hecho de la necesidad virtud, por eso he convertido en mantra la placa de Auschwitz “Arbeit macht frei” (el trabajo os hace libres). Pero, aunque os pueda parecer todo esto un poco reduccionista, no puedo evitar pensar que nos están robando la humanidad.

4 comentarios:

  1. Para mí el principal bien es el tiempo, y la libertad para gestionarlo. Y todo está montado para que no tengamos tiempo, ni libertad. ¿Qué es la educación más que una manera soterrada de insertarnos en el engranaje?
    ¿Se nos enseña algo acaso de lo que es la vida, de su sentido, de lo que es la conciencia, o del significado de la muerte? ¿Existe acaso una asignatura de felicidad o de cómo gestionar el dolor?

    La educación actual se basa en aniquilar sistemáticamente el pensamiento crítico y en potenciar los "valores" de la sociedad: la carrera de ratas del consumismo. Así que, a modo de rebelión, yo no tomo coca-colas, me compro Coca-cola; yo no compro un mercedes: me compro Mercedes. Y mientras Google me utiliza a mí, yo los utilizo a ellos; y mientras Amazon me intenta vender su servicio Premium, yo me los compro. Y es una absoluta mierda, la verdad. Un sistema absurdo en el que el capital está en el centro, y no los individuos; pero así, al menos, existe una cierta "democratización" en el reparto de los beneficios, con el que conseguir la libertad. Sé que es cínico. No creo en absoluto en ello. Me parece abominable. Pero es el único modo que he encontrado para salirme de la carrera de ratas, o al menos intentarlo. Ganar libertad y tiempo libre para poder vivir y ocuparme de lo importante. Gestionar mi propia vida intentando apartarla de la esclavitud camuflada. Poder responder a la Gran Pregunta (¿quién soy?). Y no sé mucho más.

    Hay trabajos, eso sí, que no embrutecen y alimenta a quienes los realizan, pero no son algo tan común (en un futuro intentaré también aportar mi granito de arena: una vida ganada nunca debería concluir en uno mismo. Los tesoros siempre se deben repartir...). Y hay personas que consiguen elevarse por encima de todo, en este lodazal, como las flores del loto. Existen personas admirables, la verdad. No todo está perdido. La rebelión de la conciencia siempre está ahí. Y nos queda la poesía, y la vida, que nunca falta si nos podemos parar a contemplar...

    Un abrazo!

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    1. Estoy totalmente de acuerdo contigo: sin tiempo libre no hay reflexión, y sin inquietudes intelectuales que puedas desarrollar es imposible lograr la libertad. Puedes tener alguna oportunidad de liberarte, pero solo sí sabes que eres un esclavo. Sé que mi contexto de trabajo precario no es el más adecuado para ser optimista. Veo a gente con la vida y la salud destrozada y que encima se obsesionan con comprarse otro coche, con tener un hijo, con irse de vacaciones. Nada de eso tiene nada de malo, pero si para conseguirlo necesitas tener dos trabajos lo normal es que al final del día estés tan cansado y ausente que te sea imposible disfrutarlo. Pero soy un pesimista esperanzado, sé que ahí afuera hay todo tipo de personas. A principios del siglo XX el porcentaje de analfabetismo neto era todavía del 56 % y España ofrecía, junto con Portugal, Italia, Grecia, Rusia y los países de la Europa del Este, los porcentajes de analfabetismo más elevados del continente europeo. Pero ahora eso no es un problema, no solo por la educación obligatoria, las universidades, las bibliotecas, etcétera, también porque disponemos de una herramienta como internet. Aunque vivas aislado, si tienes conexión a internet dispones de vídeos, películas, series, libros, música, documentales, cualquier cosa gratis. E incluso puedes abrirte un blog, o un canal de YouTube y fomentar cierta resistencia. Ahora publicaré una entrada sobre la próxima recesión que parece que está planificada para 2020, y aunque es difícil encontrar información, sí que hay varios canales hablando sobre este tema, quizás en un plan catastrofista, pero haciendo análisis que requieren esfuerzo y dedicación, y ellos, sin hacer mucho ruido ni tener muchos seguidores, no se han conformado con cultivarse a sí mismos, además tienen la generosidad de intentar ayudar a los demás. Me parece increíble que tengamos herramientas así, que ahora tú y yo, sin conocernos en persona, podamos estar debatiendo sobre estos temas. No digo que todo esto solucione los graves problemas de soledad y depresión que arrastra nuestra sociedad, pero desde luego es un buen paliativo xD

      Mi plan de acción es bastante más humilde que el tuyo. Hubo un momento en que me di cuenta de la trampa en la que estábamos inmersos, que todo esto se había ido preparando con el paso de las décadas, por puro ensayo y error, pero también con mucha premeditación y alevosía. No creas que fue hace mucho, creo que coincidió con el blog, hace unos ocho años. ¿qué necesité? Pues vivir solo, sin pareja, pasar una época de paro, y luego intentar sobrevivir con un trabajo de media jornada. El tener más tiempo libre y soledad fue el primer paso. De ahí empezar a leer libros y ensayos sobre historia, economía, filosofía y política. Entonces empiezas a tener una idea de todo lo que te rodea. Te fijas en lo dañino que es el stress, que tienes películas y juegos precintados, comics y libros que no has leído por falta de tiempo, que has comprado por puro impulso de acumular. Te percatas de que no necesitas tantas cosas, que puedes vivir con menos. Vendes tu colección de consolas. Empiezas a escribir y analizarte, cosas que dabas por hecho empiezas a poder cambiarlas. Empiezas a entender la trampa del consumismo, de la presión social, de las relaciones sentimentales. Intento, en resumidas cuentas, vivir con menos, necesitar cada vez menos. Yo con poder pagar las facturas, tener un lector de libros electrónicos y un ordenador con conexión a internet ya soy feliz. No es una vida muy equilibrada y a veces paso ciertas penurias. Pero estar aquí, como te he dicho, con toda la mañana libre para escribir, para ver algún documental o entrevista en YouTube, para preparar otra entrada, o para dormir un poco más (después de leer el último libro estoy obsesionado con la necesidad de dormir mis ocho horas) compensa la mayoría de las veces.

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    2. Creo que la mayoría de la gente no se percata de que hoy puede morir. Que cada día es una vida, que el futuro es el impulso con el que desandas el presente. No sé. De todas maneras, mi vida es un caos, el precario equilibrio que he conseguido se puede venir abajo en cuanto mi casera me suba el alquiler, o pierda el trabajo y necesite hacer cuarenta horas porque ya no encuentro nada que me permita trabajar de noche. Por eso prefiero aprovechar ahora antes de volver al redil. Volveré y odiaré el mundo con la poca energía que me quede, pero tendré herramientas suficientes para intentar que no me vuelvan a manipular.

      Un abrazo muchacho. Espero que cuando la metáfora de comprar Mercedes se haga realidad des empleo a algún decadente en paro xD

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  2. PD: Te voy a plagiar algunas frases para la siguiente entrada. Me ha parecido un tema interesante qué desarrollar, y no creo que nadie preste mucha atención a nuestros comentarios. Un abrazo ;)

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