Con este noveno disco “A Moon Shaped Pool” me vuelve a suceder lo mismo pero en menor grado, a veces me da la impresión de estar ante la obra de alguien muy perezoso: de las once canciones, solo tres son realmente nuevas. Están ordenadas por orden alfabético, y la primera escucha te da la impresión de que son simplemente un pastiche de canciones descartadas, sin un hilo conductor. Y el final, con esa versión de “True Love Waits” me deja muy frío, quizás ya demasiado acostumbrado a escuchar la versión de su disco en directo del 2001 “I MIght Be Wrong”
Pero insisto: son
Radiohead. Y en la segunda escucha te conviertes en un adicto a la maravillosa “Burn
The Witch”. Y luego de “Daydreaming”, un tema puramente Amnesiac, o esa increíble
“Ful Stop” que va a más hasta que en el minuto tres se despereza con
paroxismo. Y de la parte final e hipnotizante de “Identikit”. Incluso esa
versión de “True Love Waits” ya no te parece tan mala.
No voy a enrollarme demasiado. Mi recomendación es que lo escuchéis. Así de simple. Radiohead han vuelto con un disco más asequible, bello, quizás un poco lastrado por lo que a mí me parecen detalles de indolencia, pero se les perdona, porque hay genialidad, hay dominio de la belleza, y mucho placer prospectivo en desentrañar todas las capas musicales con los que saben adornar cada canción y hacerla suya.
No voy a enrollarme demasiado. Mi recomendación es que lo escuchéis. Así de simple. Radiohead han vuelto con un disco más asequible, bello, quizás un poco lastrado por lo que a mí me parecen detalles de indolencia, pero se les perdona, porque hay genialidad, hay dominio de la belleza, y mucho placer prospectivo en desentrañar todas las capas musicales con los que saben adornar cada canción y hacerla suya.
El Rey ha vuelto. Larga
vida al Rey.
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