El mediático “asalto” a esta capilla sucedió en la Universidad Complutense de Madrid, el 10 de marzo de 2011, en una semana cargada de actos sobre feminismo, mujer y género en torno al 8 de marzo. Un grupo de personas, lideradas por mujeres, entraron en la capilla de la facultad, corearon unas consignas, leyeron un manifiesto con citas homófobas y misóginas de algunos altos cargos de la Iglesia, algunas se quitaron las camisetas, y se marcharon por donde habían venido. Reivindicaban una separación real entre Iglesia, Estado y educación; y visibilizaban la subordinación de las mujeres que tradicionalmente ha perpetuado la Iglesia. Ahora piden un año de prisión para Rita Maestre.
“¿Vio usted a mujeres besándose en la boca?”. “¿Escuchó usted referencia a la virginidad de María, madre de Dios?”. Son algunas de las preguntas que el jefe de la organización ultraconservadora Alternativa Española, heredero de un partido de extrema derecha; y el centro jurídico Tomás Moro, asociación antiabortista, cuyo lema es “cristianizando el derecho, cristianizando la sociedad”. No sabemos qué es peor para las dos acusaciones, si la separación iglesia-estado, o la reivindicación feminista.
En el turno para el informe final de las acusaciones, la fiscala concluye que estas mujeres alardeaban de ser “putas, libres y bolleras”, quitándose las camisetas y los pañuelos en un claro gesto de liberación de la mujer. Que el ánimo era de ofender, humillar y burlarse de la moral católica, y que es intolerable que aun hoy a Rita Maestre esto le parezca una protesta legítima. Ante esto, a la acusación de los ultraconservadores de Alternativa Española, no les queda más remedio que decir que el alegato del Ministerio Público había sido “magnífico”. Y así se retrata de nuevo la fiscalía politizada hasta extremos vergonzantes.
La Iglesia Católica es la institución que más legitimó y se benefició del franquismo y que más ha combatido el reconocimiento de los derechos de las mujeres y los homosexuales. Es la organización con más casos de pederastia, hasta unos niveles escandalosos, sobre todo en su afán por ocultarlos y ningunear a las víctimas. Pero dejando a un lado las idiosincrasias de esta secta retrógrada de MIERDA, a ver si algunos se enteran de que vivimos en un estado laico, aconfesional, y que no se debe permitir que sigan disfrutando de los privilegios que les otorgo el franquismo en las universidades públicas. Mientras tanto, entre la apatía y la inacción: bienvenidos a la Inquisición 2016
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