Escuchar los planes de
futuro de tus compañeros de trabajo. Llegar a casa con la vista cansada y el
cerebro dañado. Otra madrugada donde nadie me espera despierto. Hurgar en las
heridas, en las ropas blandas, en los logros ajenos, en el coño seco de la musa
frustrada, amargada, hastiada por la agónica repetición. Quiero irme a dormir
pero me distrae el frío de mis costuras. Cargo con demasiadas horas muertas y
poca capacidad para sacralizar mi escaso tiempo libre. La vida real ha
conseguido vencerme, la futilidad, las facturas siempre puntuales, como una
danza macabra de pelusas enamoradas de mi fracaso. Ya no tengo ganas de
escribir, el infierno es un lugar solitario, no escucho aullar a la luna rosa,
los pájaros buscan su nido de cenizas lejos de mí. Kurt Cobain y el eco de su
disparo. La vida es una catedral de flores, una partida de ajedrez con el
horror, un aguacero de migajas. Somos hijos de un caos mediocre, finito, la
camisa sucia y agujereada de un héroe inventado.
Hablemos de amor, quiero
aconsejarte: los labios agrietados siempre son un aviso, síntoma de vicio
amigable o matanza sin puntería. Vigila los terremotos que tiemblan en sus
pestañas. No presentes demasiado rápido a tus desastres, intenta peinarlos
antes un poco. Las madrugadas exhibicionistas no son una buena dedicatoria,
pero a pesar de ello atesora con cariño todos los pequeños e infantiles arrebatos
–infartos- de palabras que provoques.
Y recuerda lo más importante:
el amor es una epidemia sin respuestas, el dulce arrullo de un accidente que
nunca termina de acabar, pero a pesar de ello siempre es mejor mantener la
adicción a los golpes de belleza, algunos, con suerte, terminan germinando en
el altar insomne de tu pecho. Y eso siempre será mejor que formar parte del
batallón de soldados de traje y alma gris que avanza inmisericordes empuñando
sus guillotinas de tiempo y singularidad.
No pudiste expresarlo de mejor manera. excelente. Un abrazo
ResponderEliminarHola Rorschach, el círculo vicioso de la no vida que nos envuelve, nos enreda, finalmente es preferible esperar a esos pequeños brotes de locura, alegría, pasión, sea lo que sea, que surgen casi como un instinto de supervivencia para no sucumbir a la apatía.
ResponderEliminarBesos escritor.
Hacía tiempo no me pasaba a comentar
ResponderEliminarcomo siempre descoses la piel