Me levanto con una plegaria entre las piernas. Pero sólo quiero
convertirme en árbol de metáfora lisiada. Salpicar la niebla con el cuchillo.
Pero ya no tengo dedos. Solo tumbas obscenas que ríen y ríen. Cojo la botella.
Me espera un día cruel y quiero
anestesiarme. Leo a Sarco Lange. Él es un dios. Yo soy una hormiga. Quémame con
tus letras. Líbrame de este insomnio anorgásmico. Descose mis párpados con tu
poesía.
Elijo una camisa de fuerza de color azul. Maquillo mi alma barata con
vino barato. A fin de cuentas el grito siempre es interior. Como la resaca.
Algo que supura por tus sentidos y te hace sufrir. Un beso enjaulado y muerto
de hambre.
Pero incluso el dolor es inocuo y estéril. Kerouac y Cassidy
conduciendo durante décadas en nuestro imaginario particular. Pero sin llegar a
ningún sitio real. La emoción. Qué difícil es conseguir la emoción. Dejarse llevar por ella.
Plasmarla en el papel. Subí a esa montaña y sólo encontré pájaros muertos
cubiertos por un chal de nieve. Y una madre llorando su aborto. Y me sentí como
ese niño no-nato, mortaja de carne de la cual no podía prescindir.
Subo el volumen de la música. Las palabras se vuelven más insidiosas
por la falta de concentración. Alzo la botella. Engullo su bilis. Retuerzo el
cuervo en mi garganta. Hay un verbo escondido en mi mano derecha. Me creo muy
viril. Pero sólo soy un necio con la polla blanda. Incapaz ya de correrme. Por
eso intento convertir el párrafo en el bukkake más atroz.
Pero, ¿por qué no
consigo franquear ese espacio entre mis dedos y la nada? Mis te quieros
caminan descalzos por un suelo plagado de semáforos en rojo y cristales rotos,
¿dónde está mi silla de ruedas? Podría escribir que éramos un milagro de lo
obvio orquestado sobre una cama demasiado enferma para conspirar en nuestra
contra. Un pedazo de mundo haciendo malabares en su caída. Besos de arena. Un
manto de rosas negras que enaltecía el amor con su ejército de sombras
imposibles.
Es la una y media de la tarde. He fracasado intentado agasajar tu piel
con el poema. Un poema que hiede a sexo de orfeón cotidiano. Estoy borracho,
¿escuchas ese sonido? Son pedazos de mi cerebro cayendo sobre la moqueta.
¡ joder!
ResponderEliminaralguien debería llevarte al papel. ambos sabemos que eres jodidamente bueno, niño.
(ultimamente no doy a basto contigo, un besazo, te comento como puedo)
El papel es obsceno. Tendría que pedir perdón por ser tan prolífico, pero estoy volando hacía el absurdo en manos de mi amiga la botella, un bello reencuentro que nace de la ansiedad que me produce la vida real.
EliminarGracias por leerme. Un beso.
¡ Muas!
ResponderEliminarSuenan los violines de escarcha. Un beso bella seguidora.
EliminarGenial, genial, genial. Te corre tinta por las venas. Mil besos.
ResponderEliminarLas pelusas son violadas por los letreros de neón. Me gustaría parir la muerte en la horca húmeda de tu orgasmo. Nunca puedes saber cuando tendré inviernos de ti…
EliminarMil besos.
pero me enciendes las ganas de sangrar :)
ResponderEliminarPero no tenemos alas. Sólo somos ánforas de viento.
EliminarY la noche aúlla sin nosotros.
Nadie es comparable a Sarco, pequeño poeta decadente.
ResponderEliminarNo sé si es la musa, si es el alcohol o esos ojos de mar que ahora te acompañan pero estás muy productivo últimamente.
Y nosotras que lo celebramos.
Besos.
Es la desesperación flotando en una cuna bendecida por los insectos. La musa es una diosa que abre las espitas de gas y avitualla de alcohol mi nevera. Luego lame mi sexo y me folla entre el bostezo y la bofetada.
EliminarUn beso.
Increible como todo lo q haces!! Prro si tus te quiero son frenados con semáforos en rojo..,aprovecha la botella para convertirte en un camicaze por un dia, saltatelos y deja q tu te quiero, llegue a su destino...
ResponderEliminarAbrir la poesía y bautizarla en el espasmo ebrio de la palabra. Y la palabra gime por la falta de costumbre. Se siente violada. Usada. Como el disparo en la sien. Como el pintor buscando el color exacto de la hemorragia.
EliminarEl alcohol es la gangrena del alma. Sigo buscando el mar en el humo del hachís.
Bueno, de vez en cuando también eres poesía.
ResponderEliminarBesos.
Escribir poemas largos con las manos infectadas, y salvarme en el último verso libre. Tengo dislocada la cordura.
EliminarPausemos la simbología: de vez en cuando todos somos algo.
Lo inaccesible nace de uno mismo a veces sin desearlo, sin saber, inconscientemente o no tanto, pero el hecho de reflexionar sobre ello es una manera de renacer con los ojos ya abiertos.
ResponderEliminarEl escrito es revelador. Besos mi querido escritor.
Muy de acuerdo en todo con Ficticia ;)
A veces escribir es caer en medio de tangos, taquicardias y manicomios en forma de coños de luces. Pero todo ello es mucho mejor que la anestesia de una jaula. O la falta de costumbre con el cuchillo.
EliminarGracias por leerme querida Jane. Un beso.
De verdad, solo es un verdadero y autentico placer.
EliminarBesos.