Voy a ocultarme en el lenguaje, ¿por qué? Tengo miedo. Pregúntale al
viento. Aquí sólo hay estatuas y muñecas rotas. Un jardín prohibido. Un
instante de éxtasis. La noche con su excelsa sapiencia de la oscuro abriga las
risas del interior de las paredes. Mis muñecas transfiguran la luz con un eco
de sangre negra. El silencio del templo de papel que sólo sirve para preservar
pensamientos de gente muerta.
Madrid hiede. Es una ciudad de nadie,
una puta sifilítica que te lo hace gratis si cierras los ojos. En Madrid no hay
primavera, solo manchas de sangre, lodo y zapatos viejos. Madrid es un corazón
que late de mentira, una flor cubierta de hollín, una anciana tocando el violín
en la boca de metro apartada a empujones, un grito eterno que nadie escucha.
Madrid es la sombra del ahorcado, unos ojos de serrucho, dientes manchados de
carmín, un osario de almas grises sin tiempo.
Me gustaría construir una estación de tren en el párrafo, no puedo,
por ello, rozar con sutileza el teclado: debo desnudarme, emborracharme,
vomitar mis vísceras en el silencio, empalarme buscando ese hogar, esa patria,
ese sentido que se aleja de mí junto al segundero.
Hay palabras con manos que acechan tu corazón, hay palabras de todo
tipo, con ecos de cárcel o vetusta ternura, palabras que se escriben como si el
silencio fuera una pared y estuvieran ahí para golpearla hasta el derribo. Hay
palabras que buscan tus ojos, que son huecos llenos de gritos, palabras que
resuenan en un callejón peligroso. Hay palabras que bailan en la boca del mudo,
palabras que se alimentan de relojes, que bailan en el alfeizar con mi locura,
palabras que se escriben como si fueras una vela a punto de apagarse, que
recrean un corazón con forma de jardín de escombros y arboles de vidrio, que evocan
el juguete favorito de un niño desdichado. Las palabras son un interior, cisternas de la memoria,
rastros de paraíso perdido.
Escalo tu recuerdo, como madreselva en el muro de la doncella. Tu
desnudez iluminándome, tus huesos arqueándose como flores en la oscuridad
ardiente. Nuestros cuerpos buscando placer ocultaban el vuelo de los cuervos.
Mis ojos de herrumbre, como barcos en un mar de piedra, tatuando el
aire de imberbe tristeza. Grieta en el techo de la almohada. Peonías rompiéndose
bajo el yugo de la clepsidra, ese amargo reloj de agua que digiere nuestras emociones
como el borracho que mira el ojo negro de la botella. El cuervo grazna
impaciente. La hormiga se come el feto del escorpión. Estoy solo. De nuevo.
Kirk maúlla demasiado fuerte. Elijo el lugar de la herida. Y voy
muriendo. Liturgia pura. Aurora de dedos negros que quieren beber de mi cadáver.
La muerte me llama con su corazón de espejos. No hablamos de lapidas, solo de
lluvia. La sangre en círculos de sumidero. Un último brindis mientras se
desliga de mí.
El resto es silencio.
El resto es silencio.
Fin Epílogo 2.
Brindemos querido decadente porque a pesar de todo haya algo por lo que brindar.
ResponderEliminarNo te obceques mucho con las palabras, solo somos su instrumento, a veces.
Besos...
Son un instrumento poderoso de todas formas, y tú lo sabes mejor que nadie ;)
EliminarBesos querida.
Es tan bello y tan perfecto... No te imaginas cuánto me ha gustado, jodido poeta. Es EL final, el que tenía que ser. A veces visualizas algo desde el principio y las palabras surgen, aunque tú no quieras. Tu blog final tiene vida.
ResponderEliminarHay palabras que sé clavan, de las que es casi imposible desprenderse.
Me ha gustado escribir contigo. Ha sido genial, lo mejor.
Besos mi jodido escritor.
Luego me quejo de que no tengo comentarios, y es que se me pasa contestarlos…xD
EliminarEs el final, indudablemente. Aunque te sorprendería saber que casi nadie se ha dado cuenta del suicidio. ¿Demasiada lírica quizás? xD
Ha sido muy divertido, de hecho fue idea tuya, por lo cual no hubiéramos llegado hasta aquí sino fuera por ti. “Ha sido divertido”, sí, como diría Nudozurdo ;)
A ver si cogemos fuerza y nos animamos para una segunda parte, aunque últimamente no tengo muchas ganas de escribir. No sé, supongo que son etapas.
Besos musa.
Las palabras son un interior. Uno o a veces muchos de los que nos habitan. Una herramienta o un verdugo. No son tan diferentes del silencio. En la memoria todo cabe...
ResponderEliminarBesos
Me ha gustado tu comentario, eso de que a veces son “una herramienta y otras un verdugo” Muy bien expresado.
EliminarBesos bella.
Todo acaba...
ResponderEliminarPalabras, palabras, palabras... pero los mejores sentimientos y sensaciones te dejan mudo. El silencio no siempre es algo malo.
Escucha tu corazón mientras se va apagando...
PD: Me gustaba más mi final ;) un beso
El silencio también es comunicación, pero tiene que venir acompañado de gestos, de emociones soslayadas.
EliminarAh, pero los finales son el principio de otra cosa. El sexo termina con un orgasmo de muerte vital, pero también marca el inicio de la posibilidad de uno nuevo…xD
El pensamiento a veces brota calcinado, pero en mi opinión, siempre es mejor compartirlo que negarlo.
Besos querida Alma ;)
Ciudad de nadie... Un corazón que late de mentira. Llevo años renegando de esta no-vida q es Madrid.
ResponderEliminarDerroche de talento xD
Besos
Madrid, esa ciudad sin identidad que nos apresa con su mole gris. Tengo la suerte de vivir en Alcobendas, zona norte, jardines, espacios abiertos, menos gente, menos polución, más luz… no me merece la pena vivir en el centro.
EliminarBesos, y una reverencia ;)
Vengo a ponerme al día... así que voy hacia donde me quedé e intentar leerlo ordenado ;)
ResponderEliminar(me estoy armando un lío con la entrada de Nuria primero y ahora aquíiiiii :P)
Bah, ni caso me quejo de todo jejeje
Besos abisales
Ja, ja. La verdad es que te hemos dado mucho trabajo, treinta y dos capítulos y tres apéndices…xD A mí me daría una pereza extrema leerme todo.
EliminarNo hay lío, ella ha escrito un apéndice para sus personajes y yo otros dos para el personaje de Mario. Debería de escribir algo más sobre Ana, pero ya me da pereza, en el fondo queda mejor esa “desaparición”
A ver si nos motivamos dentro de algún tiempo y escribimos una segunda parte, porque reconozco que ha habido sensación de coitus interruptus al finalizar así.
Pero es que somos muy ciclotímicos, es inevitable…xD
Besos decadentes.
Bello Silencio, enhorabuena , muy bonito. R.
ResponderEliminarAbrazo, Poeta.
Gracias por la lectura bella Amapola.
EliminarSí, el resto es silencio. Lastima que aquí este relacionado con el estertor, pequeño homenaje al final de Hamlet que nadie ha detectado, aish –suspiro- ;)
Besos maga
¡Twitter! ;)
ResponderEliminarIncreíble pero cierto... has sucumbido...
EliminarVeremos cómo te desenvuelves con espacios limitados.
Besito!
Mal, muy mal, cuando escribo algo tengo que borrar la mitad y se pierde todo el sentido de lo que quería decir…xD Un desastre.
EliminarPero me viene bien, últimamente no tengo ganas de escribir, y así no pierdo la rutina de sentarme un rato con el teclado, aunque solo sea para contar idioteces. Supongo que a los que me lean les va a sorprender que abandone parcialmente mi tono decadente y sea más freak y superficial. Son facetas. A ver cuanto me dura, en el fondo lo importante no es el medio, sino la forma en que lo utilices.
Besos flor de loto.