Rescoldo animal. Descargo brutalmente mi amor en tu boca
y tragas satisfecha. Mi respuesta natural a ese perfecto estímulo de sumisión
es empezar a comerte el coño, ese manantial que nunca consigue apaciguar del
todo mi sed. Los gestos siempre terminan evolucionando en una bella
familiaridad. Fricción. Lengua. Carne. Labios devorando labios. Te dilatas de
forma obscena. Un coño es la antítesis de la muerte, vida deslizándose entre tus piernas, placer desbrozado, un espejismo donde escribo, como en el filo de
una navaja, el sutil tajo mortal que acabará finalmente con todo. Como un
pianista asfixiado por el humo y la falta de talento jugando en el asfalto de
las teclas, huyendo como puede de la corriente de indiferencia y miedo que le
rodea.
Mi mente es un puto exilio donde las cucarachas marcan
las fronteras. Te intenté advertir, había miles de señales, sólo
tenías que escucharme. Pero a ti te gustaba el daño controlado, la cuchilla, el
miedo seco antes de la actividad prohibida. Un momento de exploración, dedos
lubricados por lágrimas o algo peor. Medías el paso del tiempo con cicatrices.
No eras capaz de captar tu propia belleza, solo pensabas en el lugar donde
incrementar la presión, como si el dolor fuera algo accesorio, un
estremecimiento previo al orgasmo. Y te encontré en la bañera, blanco sobre
rojo, como si al conseguir cerrar los ojos pudieras deshacerte del frio.
Recuerdo el arpa eólica de tu voz mientras hacías
equilibrismos con mis sentimientos. Suenan las sirenas, no hay dios ni héroes,
solo un vendedor de flores en el cementerio.
Hay muchas maneras de retratar la parte pornográfica en un texto, pero la pornografía que aquí dibujas tú es un retrato de un erotismo muy visceral que no llega a ser sucio, sino real. No voy a restarte mérito diciendo que puede que sea yo, que estoy sensible, eres tú que escribes y consigues que la gente reaccione. Y aunque sea para bien o para mal, para mí, es todo un logro.
ResponderEliminarTambién se mezcla el olor de los fluidos a la muerte, a la madrugada que se va apagando, como nos apagamos nosotros, con o sin ilusión.
Las madrugadas, cuando empieza a clarear, son una bella metáfora de casi todo. En cualquier caso si te gusta, te excita y te asquea -a partes iguales- es porque nosotros, tú y yo, tenemos cierta empatía de ideas, y al igual que mi voz te ha follado muchas veces, mis palabras violan tu alma sin que puedas hacer nada. Tranquila, para bien o para mal no suele suceder con mucha gente a lo largo de la vida.
EliminarBesos.
Serás poeta... supongo que al final tanta decadencia hace tiritar la piel y el corazón...
ResponderEliminarTiene cierto merito que suceda eso en verano :)
EliminarLa descripción de la escena es tremendamente visual, sugerente, palabras que destilan una sensualidad que casi puedo respirarlas mientras leo, hasta llegar a ese final erótico-fulminante.
ResponderEliminarPink Floyd, ha sido una buena elección para el post.
Genial Rorscharch, besos.
Bueno, la canción no tiene nada que ver con el texto, pero es una de mis favoritas de Pink Floyd, nunca nada de ellos. Me alegra compartir gustos musicales. Mi próxima pareja tiene que adorar a Pink Floyd por encima de todas las cosas…xD
EliminarBeso ;)
Me gusta. El sexo oral siempre es excitante. El dolor... bueno, no tanto. Un poco puede. Las cicatrices inevitables.
ResponderEliminarEl final infinitamente triste.
El miedo y la indiferencia acabaran con nosotros.
Besos, decadente, besos.
Sí, el miedo y la indiferencia mutilan demasiado.
EliminarUn beso al estilo Murakami.