Porque en la sociedad se ha instalado la idea de que leer 'per se' es algo bueno. Da igual qué. No importa si es el 'Mein Kampf' o el último título sobre sanación del cáncer a través de la imposición de pies. ¿Con abrir la página de un libro uno se vuelve más inteligente, mejor persona? Pues no. El acto de la lectura viene a veces acompañado de una especie de pensamiento mágico -"Los libros te hacen mejor persona"-, de cierto narcisismo -Yo soy mejor que tú por el simple hecho de leer- y algo de nostalgia -¡El libro ha muerto! ¡Salvemos al libro!—. Además, con la aparición de las nuevas tecnologías, los límites que acotan el concepto de lectura se han visto difuminados: ¿es lo mismo leer una novela en formato papel que en un móvil?, ¿es lo mismo leer un cuento corto que un reportaje de un periódico digital?
Más que a la lectura en sí, la autora ataca el esnobismo, los prejuicios y los dogmas de fe de los que se rodea. Por ejemplo, la idea extendida de que internet se ha convertido en el depredador natural de la industria editorial. Si la gente pasa más tiempo en las redes, leen menos. Si leen menos, disminuyen los índices de alfabetización y se venden menos libros. Sin embargo, Brottman plantea que la llegada de internet ha supuesto, más bien al contrario, la democratización de la lectura. Nunca había sido tan fácil encontrar un libro descatalogado ni comprar un libro tan barato como ahora.
También habla sobre que ahora, a diferencia de las campañas y la idea general de que el libro está muriendo, se publican más libros que en cualquier otro periodo de la historia. Aunque ella da datos del mercado estadounidense, aquí en España no es tan diferente, nuestro país es el noveno mercado del libro más grande del mundo, con un volumen de ventas de 2.889 millones de euros. Quizás habría que poner el punto de mira en otras cosas, ¿bajo qué criterios se seleccionan las lecturas obligatorias en los centros escolares? ¿Hay que optar por clásicos indiscutibles que a veces resultan pesados o títulos actuales? ¿Todos los libros son buenos para todas las personas, independientemente de sus circunstancias? ¿Vale cualquier campaña para promocionar la lectura tipo “Reading is sexy” o se está banalizando demasiado, cayendo en argumentos baratos y superficiales?
Brottman también incide, basándose en su propia experiencia, que una relación obsesiva con los libros puede llevar a un aislamiento social. O la torpe idea de amor romántico que puede albergar una adolescente que base sus aspiraciones en Jane Austen o Emily Brontë. O la frustración que conlleva descubrir la distancia entre la representación idealizada de algo en una novela y la realidad representada. O las suspicacias que despierta en sociedad alguien a quien le gusta disertar sobre sus lecturas. O los peligros de convertirse en un bibliomaníaco o coleccionista obsesivo de libros, que da más valor al objeto que al contenido. La mesura, como en todo, es importante.
En cualquier caso el ensayo –corto y ameno, lo terminé en apenas un día-, tiene grandes dosis de humor, y aunque Mikita intenta demonizar muchos aspectos de la lectura, en base también a una biografía adolescente bastante excéntrica –paseaba por las noches por un cementerio cerca de su casa vestida como Jane Eyre-, su amor por los libros se mantiene a flote y no deja lugar a dudas de que la vida sin ellos sería un lugar mucho más horrible.
Eres el segundo que me lo recomienda.
ResponderEliminarSí, a mí también me lo comentaron y luego he visto varias reseñas. Le precede su fama. Muy recomendable para un viaje xD
EliminarUn saludo.