El otro día leí un artículo de opinión de Ignacio Escolar titulado:
“No pasa nada” se refería, en resumen, a todos los casos de corruptelas
que habían aireado en su periódico. Y es cierto: aquí no ha pasado nada,
da igual que todos los tesoreros del PP estén imputados, la destrucción
de los discos duros de Bárcenas, la financiación ilegal de sus campañas
y de su sede. Da igual las comisiones ilegales de Aznar con las
desaladoras de Gadafi, da igual que todos los concejales y ediles del PP
valenciano estén imputados por blanqueo de dinero. Da igual que el
señor Rajoy pagase el cuidado de su padre –mientras intentaba privatizar
la sanidad española- a cuenta a los presupuestos de La Moncloa y por
ende de todos los españoles. Da igual Rato, la Gürtel, las tarjetas
Black, la salida a bolsa de Bankia, la Púnica, los recortes, los
desahucios, el “Luis sé fuerte”. Todo eso no importa a siete millones de
personas: los votantes del PP.
Hablaba el otro día con un amigo y
me decía que unas elecciones anticipadas no importaban: volvería a
ganar el PP, volvería a ganar Rajoy. Y uno se pregunta, ¿qué sucede en
la cabeza de un votante del PP? Cuando alguien les informa que veinte
personas en España tienen tanto dinero como el 30% de la población,
¿creen que esa desigualdad se produce sola, todavía piensan que son de
clase media, todavía creen que con estos niveles de desempleo, cuyas
consecuencias les tienen que salpicar, el PP es la solución?
No lo
entiendo, no sé si es miedo a los soviets del coleta bolivariano
filoetarra de extrema izquierda que la Razón, El mundo, 13Tv, La 1 y
Telemadrid han inventado, o que simplemente son estúpidos. Pero no, creo
que en el fondo no son víctimas de sí mismos, ahí no solo hay catetos
ignorantes que votan por inercia, en esos siete millones de personas hay
mucho clasista gañán que piensa que “dado que todo el mundo roba, mejor
que sean de los míos”. Es cómplice, quizás porque el también haría lo
mismo, porque esta es la España "democrática" que hemos heredado:
erial sin ideología, de bandos, cainita, visceral, en la cual la pereza
intelectual es un signo de procaz simpatía. Probad a discutid de
política, pero de la seria, no de payasadas como los disfraces de los
Reyes Magos, o si está bien que quiten las placas con nombres
franquistas. Intentad hablar de cómo vamos a enfrentarnos a Europa
cuando quieran que cumplamos el déficit, de cómo vamos a solucionar el
problema de deuda. Silencio y hastío. Hasta para dar el puñetazo de
indignación en la barra del bar somos de escaso recorrido...
Es un poco como
Pedro Sánchez: va a intentar llegar a acuerdos mirando a izquierda y
derecha, pero, ¿cómo? Lo único seguro es que Podemos y Ciudadanos son
incompatibles por el tema del referéndum, añadamos a la ecuación que los
independentistas ya han confirmado su no. Y luego los barones de la vieja guardia deseando
emular a Pluto acuchillando a su particular Julio Cesar antes de que
cruce el Rubicón. Pero da igual, él quiere un mes más. Y luego dos de
investidura. Y finalmente otra vez elecciones. Y otra vez el PP. Que
desagradable resulta todo. Menos mal que, justo antes de acostarme, he
visto la portada de El Jueves: por fin puedo respirar tranquilo, España
ya tiene una solución :)
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