lunes, 30 de julio de 2012

Camino por Callao con los ojos cosidos en nieve.

Camino por Callao con los ojos cosidos en nieve. Nadie se fija en mí, otro amanecer inmóvil de figuras de cera ¿Cómo me sueñan los dioses, me tratan como una iglesia hueca y abandonada? No hay besos ni cruces, solo el aliento gris del cemento mojado acercándose veloz para aplastarme. No puedo. En este mismo segundo alguien muere, orgasma, dilata, defeca, sueña, fracasa, resbala, duda, cae, siente un sabor metálico en la boca, deja un mensaje de carmín en forma de risa desnutrida o vómito de carne.

Musa. Fetiche. Ofrenda. Basura. Cadáver. Si me dejas anidar en tu mano me desvestiré de existencia y aire. Habitar no es vivir, penetrar mis huecos no es poseerme. Encuentro sonrisas llenas de imperfección debajo del edredón, un sótano sangriento que transforma a la niña en mujer, a la mujer en loba esteparia. Trago trozos de bombilla que me oscurecen garganta abajo y me hacen recordar. Me chupas. Me follas. Sucedo debajo o encima de ti. Silencio. Me quedo ahí, semidesnuda de calor, tirada, dormida como un feto, la inocencia diluyéndose entre mis piernas.

Emparedada en esta cárcel de piel y huesos, el rascacielos de mi mente tiene forma de ataúd, de precipicio, las palabras resuenan incomprensibles en mi nuca, pechos de flor y desorden, busco un ahora que las manillas del tiempo no acuchillen con prisa, consumo y egoísmo. Vivo una verdad inexacta que me hace feliz, como mucho, tres veces al año.

Olvido el poema. Un teléfono suena. El aire empieza a sangrar.

Pour Toujours (Love Theme) by Philippe Rombi on Grooveshark

domingo, 29 de julio de 2012

Critica a la película: “El caballero oscuro: La leyenda renace”

La vida es un conjunto de expectativas y decepciones, y a veces algunas sorpresas que te permiten idealizar el tiempo que te queda por delante.
Aunque en filmaffinity tenía una nota media de ocho, había un cierto murmullo en el ambiente, algunas opiniones negativas. Pero estaba esperanzado es que simplemente fuera consecuencia del agravio comparativo al ser El caballero oscuro una película excepcional. Es de esas películas que a pesar de durar casi tres horas las disfrutas sin mirar en ningún momento el reloj. Luego hablas y hablas de ella, la despedazas, la vuelves a montar y sigue brillando. Gracias a ella y a Watchmen -aunque esta no haya tenido ni la mitad de éxito-, se abrió una nueva forma de hacer cine de superhéroes, porque seamos francos, Batman Begins  tampoco era especialmente buena.

En cualquier caso hablamos de Christopher Nolan, desde su debut con Following, la podéis encontrar en versión original por torrent, pasando por El truco final (El prestigio), Origen, Insomnio –más floja- y la soberbia Memento, teníamos a un director que nunca había decepcionado. Guiones estudiados al milímetro, tratando al espectador como alguien inteligente, exigiéndole a su vez un esfuerzo para disfrutar totalmente de la película.

Por eso intenté ser práctico, acudir sin prejuicios, sabía que era muy difícil que superase la segunda parte, pero bueno, Batman es mi personaje de comic favorito, Tampoco iba a exigir demasiado a Nolan, un poco más de su habitual receta: épica, acción, tres horas de buen cine, incluso si quería hacerlo al estilo Los Vengadores, no me importaba.

A la hora miré el reloj por primera vez. Intente no preocuparme. Pero a la hora y media ya no pude evitar empezar a despotricar. Me sentí igual que cuando vi “El ataque de los clones” con ganas de matar al director y a los productores.

Vamos a ser justos, Nolan ha leído los comics –cosa no muy habitual por otra parte-, se nota en muchos detalles, la recreación de la lucha con Bane, algún diálogo suelto, el collar de perlas de su madre, etcétera. El error es que ha leído los comics equivocados, ha intentado recrear la saga “Tierra de nadie” cuando esta da mayor importancia a la policía, a los personajes secundarios, cuando realmente no funciona del todo en el cine. Bane, dejando aparte el doblaje atroz, resulta interesante como némesis, pero no sirve durante toda la película. Luego la parte de The Dark Knight Returns de Frank Miller tampoco funciona tal y como la plasma él. En esa saga pasan diez años, es un futuro mucho más distópico, aparecen otros superhéroes, y las acciones de Batman son mucho más lógicas. Además, ese es un relato intimista que tira de voz en off, recurso que Nolan no utiliza en estás películas, por eso cuando los secundarios fallan, Batman no consigue empatizar con el espectador.

Con esto quiero decir que, como lector de comic y espectador, sé lo que Nolan ha intentado hacer. Pero el resultado ha sido horrible, y él, en la sala de montaje, tendría que haberlo advertido. A nivel general la película adolece de una total falta de ritmo, es aburrida, los personajes secundarios no tienen ni una sola línea de diálogo digna, hasta los que en las otras películas funcionan aquí están desdibujados, las escenas de acción, siendo buenas, no son épicas. La banda sonora es aburrida por repetitiva, Batman apenas aparece, y Bruce Wayne no resulta ni la mitad de interesante que la meretriz de la cucaracha del baño.

Catwoman parece Batgirl, una niña mimada que roba el coche a Batman y le toma el pelo siempre que quiere, pero de buen corazón. Vamos por favor. Catwoman es una prostituta que sabe algo de artes marciales, una dominatrix que viste de cuero, que nunca llevaría el pelo largo. Hasta Michelle Pfeiffer tiene una estética mejor escogida. Un desastre. Alfred –Michael Caine- llorando en las dos escenas que tiene. Morgan Freeman dos escenas sin contenido, el policía que quiere ser Robín que vaya al casting del Capitán América y nos deje a todos en paz, los finales de Bane y Thalia, la hija de Ra's al Ghul, son de pandereta, de esas veces que tienes ganas de ir al baño y no volver.
Las escenas dramáticas o redención, como la de Bruce Wayne con la columna destrozada –se la curan con un golpe en la espalda y colgándole como un jamón- donde solo puede escapar de una cárcel dando un salto pero sintiendo miedo a morir (¿WTF?) son largas y bochornosas para cualquier persona mínimamente inteligente.
Y el final es tan absurdo y carente de sentido en la mitología de Batman, que bien podía haber terminado con Nolan escupiendo a la cámara que me hubiera sentido igual.

En resumidas cuentas, y a pesar del sentir general –joder, hasta aplaudieron al final de la película-, la realidad, al menos mi realidad, es que la película es basura. Una gran y enorme basura, primero por el potencial desperdiciado, segundo por joder la trilogía, tercero por hacerme perder mi tiempo, y cuarto, Nolan, por favor, tú sabes hacerlo mucho mejor.

Y para los que no les gusta leer, la nota directamente: 2.5 (sobre 10, naturalmente)

sábado, 28 de julio de 2012

Interludio poético para mi inmensa minoría.

El canto de plañidera es una nevera vacía donde juegan las ratas,
el éxtasis después de la agonía es el amor que se aprende de los que fueron y ya no son.
La esperanza es una canción sin letra, como la mejilla seca de una flor que encuentras entre cartas de amor llenas de polvo.
Y antes de que el musgo cubra tus labios y borre su nombre de la tumba,
recuerdas que no soportaba vivir en voz alta, enamorada de un silencio con forma de corpiño.
La conjetura no deja de ser un mar sobre un mar, un pasillo embrujado que oculta un dentro de un yo.
Y ningún revolver cargado podrá deshacerlo.

**
Te gustan los charcos, las canicas, los laberintos emocionales que llenan la boca y despellejan rodillas, la poesía que huele a habitación estancada, sudor y sexo, los cigarros que se apagan en los dedos mientras escuchas a los cipreses llorar por el viento.
No te gusta pertenecer a las cosas, a la gente. Quieres ser una piel demolida a golpes de besos y abrazos, quieres ser la tinta derramada que transforme el dibujo, quieres iluminar una habitación con tu saliva y recordar como las mariposas brotaban de tu coño y se posaban en mis manos antes de morir.

**
Rojo. Rojo insomnio. Como el vino de rosa putrefacta, como unos ojos cobrizos pasados por el tamiz del deseo, como el carmín de una puta, el virgo granate, el rubor escarlata, como los rubís que anidan entre tus piernas, como el mar desencantado ante un atardecer de mal presagio. Y allí donde mire el mundo es rojo, mi querida pelirroja, una herida abierta que sigue supurando tu ausencia.

Memories of Green by Vangelis on Grooveshark

martes, 24 de julio de 2012

Postdata.

Bolaño está sobrevalorado, como casi todo lo que nos rodea, pero luego tiene frases, vulgares en su obviedad, que te dejan pensativo: "La soledad sí que es capaz de generar deseos que no se corresponden con el sentido común o con la realidad."

Y es terriblemente cierto. Es llamativo cómo funcionan las relaciones humanas. Tropiezas con una persona entre millones, casualidad más que causalidad, una copa de más en una noche en la que te sientes solo, y quizás por ello más receptivo o desesperado. Inicias una conversación. Las palabras son anzuelos. Quizás os guste el mismo escritor o el mismo grupo musical, quizás solo te gusten sus ojos, o sus tetas. En cualquier caso intentas que el encuentro se repita. Todo es muy endeble al principio. Pero los matrimonios suelen surgir así, en un cine lleno de asientos vacíos, sin que tenga nada que ver el puto destino. La vida es un tapiz que te da la espalda y que intentas desentrañar mientras eludes las trompetas de la justicia poética. Sigues por tanto sincerándote, construyes una amistad llena de pequeñas confidencias y dependencias. Y finalmente verbalizas el deseo sexual.

Aquí se nos presenta una situación curiosa. Ella ni siquiera es demasiado guapa, tampoco inteligente, pero claro, ¿qué es la inteligencia? Dicen por ahí que hay siete tipos, que normalmente todos destacamos en alguno. No deja de ser una forma condescendiente de hacernos sentir especiales, cuando solo somos la mierda cantante y danzante, catastralmente mediocres. Y eso sin hablar de los adictos a la televisión, los deportes y las mayorías absolutas del PP, que además son idiotas especializados.
Nos rodea una engañosa pátina cultural que nos hace escupir las opiniones más vanguardistas o populistas –el sofisma de la mayoría siempre tiene razón- como robots, esquivando el sentido común, sin discriminar la información, sin tomarnos el tiempo necesario para pensar una respuesta. La inteligencia por el contrario, te deslumbra, te sorprende.
Esta chica no lo es. Como coartada escribe poemas llenos de filigranas que son clichés de pura mierda, sucedáneos sin alma, una página al azar del diccionario de sinónimos. Dan vergüenza ajena pero se mueve en un circo en el que todos aplauden y ríen.

A pesar de eso te empiezas a hacer ilusiones, quieres intentarlo, quizás confundas vacuidad con introspección. Pero es una mala decisión, porque descubres demasiado tarde que nuestra protagonista es una calientapollas. El pensamiento visceral que surge es que además es una mentirosa, ¿cómo llamarías sino a una mujer que verbaliza toda clase de sentimientos para luego, como un cervatillo ante los faros de un coche, quedarse paralizada cuando quieres algo más?
Si fueras un mero espectador admirarías lo intuitiva que se muestra al dosificar su morbo, pero claro, eres su víctima. A pesar de todo, siendo justos, tienes el corazón en la bragueta y por eso perdonas o relativizas vuestras incompatibilidades, por eso sigues creando entelequias haciendo caso omiso de su falta de acción, pintando un premio sobre una imagen cada vez más irreal.

Pero un día la niña-mujer tiene un despunte de pragmatismo cartesiano, le preocupa salir de las sombras y provocar mi decepción, mi bostezo. Por eso, con una vulgar excusa, apaga mi foco y huye con una sonrisa ofendida. Al día siguiente, lo que ella considera un lapso de tiempo prudencial, se levanta la falda para que puedan olfatear su ropa interior con facilidad. Así es el juego. Esta vez pondrá su coño, su culo y su boca. Y será más o menos feliz. No conmigo claro, con un satélite en forma de perro, ha comprendido que es más sencillo mirar hacia abajo que hacía arriba. Un razonamiento normal para un alma aguada.

Por eso tengo que borrarla, escupir en su recuerdo, quemar sus cartas, hacer desaparecer su huella física. Emparedar su número de teléfono, convertir su voz y sus canciones en un sonido grimoso y desagradable.

Pero al final no requiere tanto esfuerzo, ella es como uno de esos árboles de navidad artificiales que despojados de adornos caben en una caja minúscula de cartón. Menos que nada. Un mareo carente de significado, que ahora, desde tan lejos, no entiendes como ha sucedido.

Y sin embargo by Joaquín Sabina on Grooveshark

sábado, 21 de julio de 2012

Kierk (I)

Si no traduces alguna letra o disfrutas de alguna grabación en directo, se tiende a pensar que Joy Division está sobrevalorado. “…en una habitación sin ventanas, en una esquina, encontré la verdad. Interpretando tu muerte con sombras chinescas” No suele haber justicia poética, solo revisionismo peor o mejor encauzado, como The Killers destrozando Shadowplay. Sigue siendo una de mis tres opciones preferidas para la banda sonora de mi suicidio. Siempre hay malos ejemplos. Taxi Driver, esa enorme crítica a la sociedad americana que nadie entendió, siendo encumbrada precisamente por eso. Bukowski, ese viejo indecente con suerte, chapoteando sobre el teclado mientras su mente pierde el equilibrio en el borde de un vaso. ¿Hay una libertad real ahí?

Ahora estoy en su fiesta de despedida, con los demás imbéciles del trabajo. Uno a uno mostrando sus sonrisas como piezas de dominó, la retórica ahogándose en maniqueísmos, bromas de mal gusto, coqueteos y desmembramiento público. Pero es la última oportunidad que tengo de disfrutar de Leonor. Cada vez estaba más agobiada por esta sensación de supervivencia perpetua que hay en España, como si cada día fuera una fotocopia gris del anterior. Por eso se va a Londres, ha conseguido un buen trabajo, quiere divertirse, mejorar el idioma, sorprenderse, y cuando esté agotada la experiencia irse a otra parte. Tiene la elegancia de no presumir demasiado.

Leonor tiene el pelo azabache cuervo y los ojos grises, inteligentes, tristes, inquietos, vívidos. Tiene una nariz insolente y los labios muy finos. Se le forma una pequeña arruga en la comisura cuando no le gusta algo, como si no se atreviera a fruncirlos del todo. Es menuda y de pechos pequeños, voluptuosa pero delicada. Apenas lleva cuatro meses trabajando con nosotros, pero solo por la manera que tiene de echarse el pelo atrás y mirarte de reojo ya fue capaz de enamorarme el primer día.

Cuando dejamos el restaurante y nos dirigimos a una discoteca cercana, pienso que sería demasiado melodramático pedirle que se quedase o sugerir un primer y único encuentro sexual. Siempre la he observado de lejos, no sé cómo reaccionaría, quizás se mostraría cínica o bromease alegremente.

Me dedico a beber mientras ella baila rodeada de idiotas. Hiere la sensibilidad verla en un lugar tan mezquino, como un Van Gogh en un garaje. Decido entre la tercera y la cuarta copa salvarla a pesar suyo. Pero justo cuando me desprendo con un sonido hueco de la barra alguien se abalanza sobre ella y le asfixia la boca. No suena el trueno de la bofetada y para mi sorpresa es correspondido con animosidad. Al final alguien tendrá su ración de sexo esta noche.
Consigo acercarme sin que el orgullo me haga trastabillar y me despido de ella. “Te deseo suerte, el amor está sobrevalorado, pero a pesar de eso te quiero” Hay demasiado ruido para que haya podido oírlo, pero por si acaso me doy la vuelta y huyo rápidamente.

El taxi me deja en casa. Pienso en llamar a una puta, desfondar la conciencia, amargar el placer, un poco de compañía. Pero ya es demasiado tarde incluso para eso.
Justo cuando me voy a rendir llaman a la puerta. Son las tres de la madrugada, ¿quién cojones será? Abro pero no hay nadie. En el suelo hay un paquete. Lo abro. Es un mapa antiguo de tela con varias zonas señaladas, y en una esquina, bordado con letras doradas, la siguiente leyenda: “El mapa de la vagina de oro

(Continuará)

Shadowplay by Joy Division on Grooveshark

miércoles, 18 de julio de 2012

Un mundo nace cuando dos se besan.

Beso a la botella en ausencia de labios más cálidos. Meses. Mi barrio es un gueto. Ruidoso, hediondo. Perros y humanos corroyendo el silencio. El calor estrujándome los huevos. Me masturbo como última opción de amor, pero la cabeza ensangrentada de un niño desborda el coño en primer plano, y los gemidos pasan a ser gritos.

Exceptuando en los trabajos vocacionales o relacionados con el arte, el resto, la mayoría, capitalizan nuestra identidad, ahogándola en un trabajo agotador donde solo somos un número, una pieza más en la cadena de montaje. Simultáneamente en todos los países hay miles de personas haciendo lo mismo que tú, utilizando los mismos programas, las mismas maquinas. Podrían sustituirte millones de personas y nadie notaría la diferencia. Sin embargo la mayoría se retrata en sueldos, en cargos nominales. Si por ejemplo dices que te gusta escribir, enseguida te preguntan: ¿has publicado algún libro, has ganado dinero con ello? Si no produce dinero, no tiene valor. Incluso en las escasas ocasiones que hablas del blog la gente –peyorativo- te sugiere poner publicidad. Presumimos, con cierta pulsión sexual, de los cargos en nuestra tarjeta de crédito abducidos por el capitalismo. La casa, la televisión, el coche, las tetas, el móvil, la ropa, las joyas, todo lo más grande, caro y destacable posible. Que incongruencia buscar marcas o etiquetas que nos representen, cuando la única huella personal y real que podemos plasmar es con algún hobbie creativo. Y matizo que viajar sería una buena inversión sino cayéramos en el síndrome del turista que nos obliga a inmortalizar todo a través de una cámara de fotos y luego subirlo al Facebook.

Deberíamos de tener un monitor en el antebrazo con nuestros datos, por ejemplo la vida que nos queda, quizás nos ayudaría a no tragar tanta mierda y decir basta antes de acostumbrarnos al sabor. También se podría ver las reservas de amor, de inocencia, de generosidad. ¿Tienes todavía inocencia que gastar, amor? Adelante. Hay demasiados jugando a las canicas con los sentimientos ajenos. Pensad en todas esas personas solitarias, tímidas, ovilladas en su soledad, con todo el amor intacto todavía, mientras tú sigues perdiendo el tiempo rastrillando empatía en el desierto.

Vivimos tiempos acelerados, resumidos, de números que crean estadísticas. Twitter y sus ciento cuarenta caracteres, no hay tiempo para la noticia, solo para el titular. Las relaciones también se miden con un número. Si sufres por una ruptura de seis años la gente se acomoda a tu lado, si lo haces por una de tres meses bufan y esquivan tus quejas. ¿De qué sirve publicar diez libros si son todos basura? Mil amigos en Facebook, una colección de cromos inservible. Citas que se prostituyen de libros que nunca se leen. Aforismos que realmente no significan nada fuera de su contexto.

Alguien dice: “mi blog tiene 100.000 visitas” 350 seguidores, 200 visitas diarias” ¿ese es el único resumen? Como si no se tratara tanto de ofrecer –palabra con reminiscencias de obligado altruismo-, como de ofertar -palabra que implica vender un producto- un número bonito y más grande que los demás.
Las estadísticas genocidan el talento. Hay excepciones: me estás leyendo. Pero en Blogger fíate más de los pináculos de soledad, sin imágenes música, comentarios o seguidores, solo el texto en blanco emborronado con letras. Porque las fotos en bikini rodeadas de faltas de ortografía o la poesía rancia que huele a mierda en todos sus lugares comunes son legión, y es fácil perder la esperanza.

Supongo que todo esto viene porque me acojona un poco tener tantas visitas. Menos mal que a partir de la segunda botella me importa todo una mierda y surge esta especie de grito/vomito conceptual que nadie suele entender.

Meses.

Oh Me by Nirvana on Grooveshark

sábado, 14 de julio de 2012

Breve interludio poético.

Ah, esa metástasis de sentimientos que es el amor furtivo, fugaz, idealizado, solo cuatro líneas sin talento que rebotan en tu mente, en tu cuerpo.
Notando la desesperanza de una mariposa que sube desde el estómago para morir en tu garganta.
Ahogando lagrimas que sienten nostalgia de un perfume, del sexo con caricias, de historias con voz rara.
Te gusta perseguir imposibles, absurda, buscando ser inolvidable, pero te deshaces, arqueada contra la pared, como la nieve.

Puta nieve. Efímera y blanca.

Tan fría que todos resbalan sobre ti, incapaces de dejar una huella en tu paisaje, protegida como estás por la oscuridad.
Pero en ocasiones, de forma extraña, sin que sepas explicarlo, aparece alguien que te derrite y transforma en marejada.
¿Por qué nos gusta acariciar la cicatriz si todo acaba en hojarasca de otoño?
Solo somos esquinas en círculo forcejeando por compartir algo trascendente. Buscando la presión, el calor, la huella adecuada.

Por eso te regalo esta poesía.

Así, cuando pases por ese portal vacío que mira con sorna la ausencia de amantes, sabrás que siguen follando en otro lugar. 
Y les podrás dedicar, si quieres, un sueño. O una sonrisa.

Con las ganas by Zahara on Grooveshark

jueves, 12 de julio de 2012

Recuerdo

Destino es una palabra romántica, y por tanto irreal y estúpida, el miedo al caos utiliza ese tipo de palabras como cobarde cancerbero de la conciencia.

Aunque un blog, al igual que un diario, que cualquier apunte perdido en una libreta, no deja de ser algo efímero –me encanta esta palabra- también podríamos ir más allá y llegar a la conclusión nihilista de que todo lo es, incluidos nosotros mismos, todos nuestros orgasmos, triunfos, fracasos y experiencias. Tantos anhelos para al final morir mirándonos el agujero del calcetín, rodeados de nada y de todos, con miedo, con necesidad de más, recordando las sobadas palabras del replicante de Blade Runner.

Y aunque escribir es como hablar el idioma de los aeropuertos, como descubrir que los finales son bendiciones contradictorias, es un consuelo saber que siempre puedes editar, añadir, quitar, mejorar. Siempre hay una segunda oportunidad para arreglar las cosas, para pedir perdón, para comprender sin límites de tiempo ni consecuencias, como si el espíritu de la escalera claudicase ante el perfeccionismo de tus dedos. Puedes rendir un homenaje, o parodiarte. O cambiar los detalles. Aunque eso ya lo hace la memoria.

Ángel tenía un restaurante familiar, de esos pequeños, de comida casera, acogedores, de los que todos conocen el nombre de los demás y siempre hay conversaciones de mesa a mesa. Fui allí durante diez años. Conocí a su mujer que era la cocinera. A su hijo que le ayudaba aunque odiaba ese trabajo y quería ser militar. Y a Ángel en particular, que había sido torero y había disfrutado de cierta fama hasta que tuvo una tremenda cogida que le lastró con una cojera de por vida. Los dos últimos años fueron malos para el negocio, pero también para su carácter. No era feliz, no hacía feliz a la gente de su alrededor. Cuando pasas tantas horas implicado en un negocio es comprensible que te obsesione, que se convierta en su vida. El último año empezó a tener mareos, cada vez estaba más cansado. Tenía incluso momentos de insensatez con su familia, con los clientes de más confianza.

En julio ya era evidente que le sucedía algo. Tuve una conversación al respecto, le dije que no veía sentido a que estuviera todo el día trabajando, que adelantase las vacaciones, o que al menos cerrase una tarde para ir al médico. Él me miro con cierta suficiencia y desdén y me replicó que había que ser responsable. A finales de esa semana su mujer consiguió convencerle para ir al médico. Era demasiado tarde, el tumor que le provocaba los mareos, el malestar físico, los cambios de humor, acabó con su vida quince días después, con tan solo cincuenta y un años.

Y aquí, entre la segunda y la tercera cerveza, me he acordado de él, de sus conversaciones, cuando alguna vez estábamos solos en su restaurante los sábados y se emocionaba contándome alguna de sus faenas, o aquella vez en París cuando estuvo con tres mujeres diferentes la misma noche. O cuando preparaba sus postres caseros, las torrijas, los flanes, y dentro de lo que cabe, se le veía feliz.

La historia no es muy amena, ni encierra ninguna conclusión. Simplemente sucedió.

Satie: Gnossienne #4 by Erik Satie on Grooveshark

domingo, 8 de julio de 2012

Vampiros en el cine y la literatura.

Series:
Moonlight Antes de lograr audiencia sufrió un parón por la huelga de guionistas del 2007. Más adelante la cancelaron con solo dieciséis episodios. Comparte muchos rasgos con Forever Knight, la serie de los ochenta, el protagonista es un vampiro que se hace pasar por detective privado e intenta controlar a los de su especie y compensar su status. Tiene un toque romántico gracias a Sophia Myles, que solo con su pasiva belleza ya engrandece la serie.
True Blood Está basada en los libros de Charlaine Harris. Es divertida, buena banda sonora, guión tirando a mediocre. Pero seamos sinceros, después de la segunda temporada lo que nos llama la atención aparte de Pícara, perdón, Sookie Stackhouse son los momentos de sexo y violencia. Cuando aparecieron las hadas ya supe que era la típica serie, como Fringe, que vería a ratos. Pero he aquí que ahora, en este verano insulso en que gasto mi vista delante del monitor, los últimos cuatro episodios de la quinta temporada me han entretenido bastante.
The Vampire Diaries Basada en la saga literaria del mismo título de L.J. Smith. Versión Glee de True Blood. Adolescente enamorada de dos hermanos vampiros (uno bueno y otro malo) que se disputan el alma de la chica. Si tienes más de quince años no reconozcas que gastas tu tiempo en estas cosas.
Buffy the vampire slayer La diferencia con la anterior es que está es muy divertida, un referente popular. Efectos especiales cutres, situaciones y giros de guión auto paródicos, amor adolescente, artes marciales, magia. Un divertimento que al final te enganchaba y que se reinventaba en cada nueva temporada. Sigue en comics.
Blood Ties no me parece destacable. Being Human es de la BBC, un vampiro, un hombre lobo y Annie, una fantasma deciden intentar compartir piso de forma civilizada. Solo por la propuesta bien merece la pena ver un episodio.

Películas:
Nosferatu (1922) Obra clave del expresionismo alemán, un clásico del cine de vampiros en el que queda grabada en la memoria el terrorífico Max Schreck, un ser esquelético de mirada sobrecogedora, uñas largas y orejas puntiagudas. La siguiente destacable es Drácula (1931) de Béla Lugosi. Todas las películas de Hammer Films son pequeñas joyas, la primera fue Horror of Dracula (1958), protagonizada por sus actores ,Christopher Lee (Conde Drácula) y Peter Cushing (el cazador Abraham Van Helsing) Los vampiros de la Hammer Films se caracterizan especialmente por la abundancia de sangre y efectos derivados, decorados góticos y coloridos, ambiente macabro y sexualidad explícita.
Nosferatu, vampiro de la noche (1979) de Klaus Kinski es también recomendable.
Noche De Miedo I (el vampiro es también el malo de “La Princesa Prometida), Noche De Miedo 2, Jóvenes Ocultos, Lifeforce, Los viajeros de la noche películas ochenteras, mezcla de videoclip, humor, efectos cuanto menos risibles, pero de una creatividad impresionante.
El Baile De Los Vampiros (1967) Inmensa película paródica de Polanski, con un final agridulce, y con una Sharon Tate pletórica que luego sería víctima, ya embarazada del director, de Charles Manson y su banda.
Bram Stoker's Dracula (1992) Francis Ford Coppola. Una de las mejores aproximaciones al libro.
Abierto Hasta El Amanecer (1996) Guión de Quentin Tarantino y baile con serpientes de Salma Hayek, ¿Qué más se puede pedir?
The Addiction (1995) y El Ansia (1983). Versiones más filosóficas y de culto del vampirismo.
Blade, Underworld, Guardianes de la noche, 30 días de oscuridad, John Carpenter's Vampires, etcétera. Películas de acción con vampiros de fondo. Destacables sin exigencias.
Lesbian Vampire Killers Un intento moderno de recordar las películas de la Hammer sobre Carmilla, que tendían a mezclar el erotismo –o la pornografía en el caso del director Jesús Franco- con el vampirismo. Nada interesante.
Déjame entrar (2008) La única joya destacable de los últimos años. Oskar, un niño de doce años que es acosado por sus compañeros de colegio, encuentra consuelo en su amistad con Eli, una extraña niña que en realidad es un vampiro. Hay amor, silencios, y un rastro de cadáveres entre los dos.

En el anime hay algunas escaramuzas con el tema, a nivel personal me gustaría destacar los cuatro Ovas de Vampire Princess Miyu. Trata de Miyu, una joven vampira con sangre humana que lucha contra los Shinmas, vampiros que no solo se alimentan de sangre sino de las emociones más negativas de los humanos. Un diseño maravilloso de personajes y una banda sonora a juego con la amargura de la historia. Luego también Vampire Hunter D: Bloodlust Otra interesante película de anime precioso diseño artístico, siniestro, romántico y espectacular

Libros
A pesar de la creencia popular no fue Drácula el primer libro sobre vampiros, antes que Stoker hubo otros escritores que insinuaron las líneas de la mitología en sus relatos. Uno de lo más destacables fue El Vampiro (The Vampyre), relato escrito por John William Polidori. Era médico personal de Lord Byron y fue escrito en el verano de 1916 cuando en compañía del poeta Shelley y de su futura esposa Mary Godwin, Byron sugirió que todos escribieran un relato sobrenatural. De esa noche surgió también el famoso Frankenstein o el moderno Prometeo. Polidori se suicidó cinco años más tarde, a los veintiséis.
Destacables son también Carmilla (1872) de Sheridan Le Fanu, La Dama Pálida (1949) de Alejandro Dumas,  La muerta enamorada (1836) de Théophile Gautier, El Horla (1976) de Guy de Maupassant, y por último un serial de horror gótico Varney el vampiro o El festín de sangre escrita por James Malcolm Rymer (1845-1847)
Drácula fue finalmente publicada en 1897 por el irlandés Bram Stoker, convirtiendo a su protagonista en el vampiro más famoso. Se dice que Stoker se basó en las conversaciones que mantuvo con un erudito húngaro llamado Arminius Vámbéry y que éste fue quién le habló de Vlad Draculea. La novela, escrita a modo epistolar, presenta otros temas como el papel de la mujer en la época victoriana, la sexualidad, la inmigración, el colonialismo o el folklore.
Como curiosidad existe una segunda parte escrita por el biznieto que se basa en varios apuntes breves de Bram Stoker sobre una posible continuación e ideas desechadas Drácula, el no muerto.

A partir de entonces, seamos sinceros, hay pocas obras destacables:
Soy Leyenda Novela de ciencia ficción escrita por Richard Matheson en 1954 con uno de los mejores finales que he leído en mucho tiempo. Nada, absolutamente nada que ver con sus adaptaciones al cine de las cuales no destaco ninguna.
El misterio de Salem's Lot de Stephen King (1975) una de las razones por las que hay que respetar a este grandioso novelista.
El ansia (1981) de Whitley Strieber incluye elementos de sexualidad transgresora y examina la biología de los vampiros, sugiriendo que sus capacidades especiales son el resultado de las propiedades físicas de su sangre dado que son una especie que evolucionó de forma paralela a los humanos.

Entrevista Con El Vampiro  Hasta que no se estrenó en 1994 la película homónima no me enteré de su existencia. Hay doce libros en total: Entrevista con el vampiro (1976) Lestat el vampiro (1985) La reina de los condenados (1988) El ladrón de cuerpos (1992) Memnoch el diablo (1995) El vampiro Armand (1998) Pandora (1998) Vittorio el vampiro (1999) Merrick (2000) Sangre y oro (2001) El santuario (2002) Cántico de sangre (2003)
El primero fue escrito como una catarsis después de la muerte de su hija pequeña. Da una visión innovadora de los vampiros, los hace tremendamente poderosos, sin apenas limitaciones, enterrando sus raíces en un entorno romántico, seductor, pero con esa fragilidad que les lleva a no poder olvidar, a la locura, al desaliento, a la búsqueda de un sentido dentro del terrible nihilismo que les posee, a la búsqueda de un amor que nunca es inmortal como ellos.
Hay que destacar que Anne Rice venía de escribir con seudónimo relatos eróticos de temática BDSM como “El rapto de La Bella Durmiente” o “El castigo de La Bella Durmiente”  muy recomendables (si alguien los quiere se los puedo pasar por correo), y que hay mucha tensión sexual inherente en los textos.
De la saga en si misma solo se pueden recomendar los tres primeros. Una trilogía excepcional donde el personaje de Lestat de Lioncourt, enfant terrible, se gana con su carisma al lector. A partir de ahí la señorita Rice pierde el norte, solo observa su cuenta bancaría y se dedica a escribir mierda infumable que los adictos a la coprofagia saborean con placer. Una lástima.

Crepúsculo El primero de la saga fue la típica lectura de verano, ese libro que llevas a la playa y no te importa que se moje o se llene de tierra. Los trucos argumentales eran demasiado obvios desde la primera página, el tufillo religioso que mantenía el sexo como tabú, la personificación del ideal masculino en el protagonista, la chica no demasiado atractiva con un enorme mundo interior, tímida, que sufre las típicas calamidades adolescentes. Bueno, me dije, no pasa nada, disfrutemos y poco más. Y a los dos días ya lo había terminado. Me enteré de que había un segundo y me lancé a comprarlo. Este incluso me gustó más, la idea de que la protagonista se pase TODO el libro intentando suicidarse me hacía gracia. Como una larga carta de desamor. O sea que ya fue irremediable que los otros dos lubricaran el verano. Del tercero no recuerdo mucho, el clásico triángulo amoroso. Pero el cuarto me gusto, la parte final cuando se transforma en vampira, tiene la hija y se preparan para la guerra, aunque el final sea tan anticlímax. Nunca los recomendaría, son una trampa mortal.
De las películas más o menos lo mismo. Al final, menos la última que me indigne por dividirla en dos partes, las he visto todas. Y seguramente en noviembre estaré con todas esas exaltadas adolescentes preguntándome, en la oscuridad de mi butaca, si Pattinson será capaz esta vez de mostrar algún registro diferente durante el metraje, o si su apoplejía también es inmortal.
La Hermandad de la Daga Negra es una saga compuesta por diez libros escritos por J.R. Ward. Los libros de la serie combinan la acción y el amor sobrenatural con altas dosis de erotismo y sexo. La casa de la noche Las dos sagas son basura, pero al menos la segunda tiene la excusa de ir dirigida a adolescentes.

Y por último destacar en comic la serie de los años setenta La tumba de Drácula. Y más actual El Predicador de Garth Ennis, donde aparece Cassidy, un vampiro irlandés alcohólico.

If I Was Your Vampire by Marilyn Manson on Grooveshark

sábado, 7 de julio de 2012

Sueño de una noche de verano (III)

Julio ha comenzado y me siento más loco de lo habitual. Quizás sea la falta de dinero, la dieta de alcohol, levantarse, como en tiempos de la universidad, con un par de chupitos de vodka. Años perdidos, brindis corroyendo el cerebro. Tantos grandes escritores, con grandes premios y fama, todos borrachos, alcohólicos. Lo cual indica que escribir no debe de resultar tan difícil y que quizás su gran interés era solo limar el tiempo, buscar la desconexión. Odio julio. Demasiado calor. Pero no es solo por eso, ya he gastado medio año. Medio año siendo un animal, un animal que come, caga y eyacula en soledad. No ha habido fricción existencial en ningún momento. Para eso hace falta cojones y mis bolsas escrotales son meramente ornamentales.

Intento sublimar esta apestosa soledad escribiendo, pero no sé cómo continuar la historia. Miro la pantalla idiotizado y echo otro chorrito de vodka al vaso de vino. Es una grata combinación, aunque prefiero el tequila. Me imagino el físico de Shannen Doherty para mi protagonista, una especie de Bonnie insatisfecha que busca en el lugar inadecuado, con esa potencialidad chisporroteando en sus pupilas. Unas pupilas, como el resto su cuerpo, dilatadas por las drogas y el placer. Se pone a cuatro patas para excitarle. Piensa que lo suyo es diferente, como pensamos todos, es lo malo de vivir las cosas en primera persona, te haces excesivas ilusiones sobre el resultado. El amor la tira del pelo, la muerde, poso de culpabilidad, marioneta del sexo. La rebeldía, la libertad, la juventud. Y todo sigue su curso hasta que el orgasmo, como accidente existencial, acaba con la pantomima.

Esto no funciona. El texto fluye, o simplemente es mierda llenándolo todo, más basura aquí y allá. Me viene una arcada real y vomito sobre mi ordenador, esos de oficina que consigo de segunda mano. Una economía también decadente. El procesador hace un ruido extraño y el monitor se apaga. Bien

Cojo la botella de vino y salgo al exterior. Son las tres de la madrugada, todo está en calma, todo el mundo está en su casa, en la cama, han hecho los deberes. Duermen el sueño de los justos, acompañados, todos, sin excepción, después de haber masturbando el cuerpo de su pareja con más o menos gracia. Ahora tocaría la parte hostil, violenta, peligrosa, psicópata. Pero no, soy alguien tranquilo, me gusta observar el botón rojo de destrucción pero nada más. Muchas veces me veo obligado a socializar con ellos y sus sempiternas ofensas, pero veo a la mayoría como perros recién atropellados, desorientados, salpicando con su sangre y su dolor. Debería de responsabilizarme, sacrificarlos, pero me siento ajeno, un desahogo de ese tipo no me haría sentir vivo.

La gente sigue ahí arriba, en sus casas, con sus planes, su dinero, su trabajo. Y yo aquí abajo, caminando solo con mi botella de vino barato. Quizás tenga un problema con el alcohol, no sería el primero de mi familia. Mi familia. Empiezo a recordar ciertas cosas y con ellas a mi abuela, y en un gesto excesivo decido acercarme al cementerio. No tardo más de media hora. Es sencillo llegar, cementerio de pueblo, no demasiado grande y sí demasiado cerca. Tenemos status de ciudad por el número de habitantes, pero la chabacanería y las viejas costumbres son más difíciles de quitar. Cuando llego doy vueltas alrededor hasta que veo un árbol junto a la pared por el que puedo escalar fácilmente. Salto con la agilidad propia de un idiota y casi me desfondo la rodilla. En cualquier caso la botella está a salvo. Recuerdo cuando era niño que veníamos a menudo a limpiar la lápida de mi abuelo, cogía agua y paseaba por ahí. Nunca me he sentido melancólico o triste en un cementerio, más bien como un observador, un curioso, alguien a quien le llama la atención la fechas, los apellidos, la ostentación, el abandono de algunas lápidas. Tengo demasiado interiorizado el carácter absoluto de la muerte, el final de todo, por eso los cementerios siempre me han parecido de una excentricidad anacrónica.

De todas formas el ambiente provoca inquietud, quizás sea el silencio, estar ahí en medio de la nada, pisar una tumba de tierra sin darte cuenta. Tardo un rato en encontrar la lápida de mi abuela, me siento sobre ella y echo un trago. Pienso en las últimas palabras que intercambiamos en el hospital, en lo irreconocible que estaba en el tanatorio, en cómo me resistía a llorar el día que la enterramos.

En ese momento alguien enciende un cigarro con una cerilla, al estilo Marla Singer, y me da un susto del cojón.

Kierk: Joder, ¿quién coño eres?
Es una chica morena, media melena, con una borrachera considerable por la forma que tiene de acercarse a mí. No debe de medir más de 1.60, rellenita. Lleva una falda vaquera y un top negro. Tiene anillos en varios dedos y un colgante demasiado grande para mi gusto. No se puede decir que sea guapa, es más bien del montón, pero tiene unos ojos ámbar de medusa que me dejan noqueado durante unos segundos. Se sienta a mi lado, echa un trago a la cerveza que lleva y eructa con una sonrisa.
Mujer: No voy a follar contigo.
Kierk: Ja, ja, ja. Joder, no puedo negar que solo por el hecho de decirlo ya me has despertado las ganas. De todas formas soy muy gilipollas, alguien de extremos, o te respeto como a una hermana o te violo antes del alba. Deberían de sacrificarme, no estoy aprovechando el regalo de la vida.
Mujer: Te noto triste, desahuciado, perdido, si necesitas de alguien que te salve has venido al lugar equivocado. Los fines de semana me veo con un hombre casado, me saca más de quince años. Es divertido, pero a veces, después de follar, empieza a gimotear cuando se pone el anillo. A pesar de todo sigue llamándome, es parte del juego.
Kierk: Me siento intimidado, ¿Qué edad tienes, veinticinco?  ¿Qué cojones haces aquí?
Mujer: Vivo cerca, me gusta venir de vez en cuando a beber, a pensar. ¿Te llevabas bien con tu abuela?
Kierk: No. Pero me apetecía despedirme. Podría decirte que soy presa del Ennui, pero la verdad es que mis tendencias suicidas son motivadas por cosas más estúpidas.
Mujer: ¿Y antes de cortarte las venas con esa botella de vino barato, decidiste que la única cosa que tenías pendiente era despedirte de tu abuela muerta? Poético. Triste. Lamentable. Quizás haces bien, quizás sea lo más lógico. Ahora sí que me gustaría follar contigo. Creo que sería un final adecuado para esta noche.

Empieza a caminar y elige una lápida. Es una chica rellenita, poco atractiva, sin embargo, en esa breve conversación, en la forma de desnudarse, de quitarse la ropa interior y ponerla debajo, en como alarga el brazo y se ofrece, me subyuga. Hay algo dentro de ella que trasciende, que es real, sincero, sin imposturas, en la forma que adopta su boca cuando la penetro, en la forma desinhibida de moverse, en la lógica de sus orgasmos. Me corro dentro de ella. Había olvidado como era dejarse llevar completamente.

Ella espera unos minutos y luego se levanta. Hace un gesto con la mano y escucho como se aleja. Dejo caer la cabeza, busco con la mano la botella y pego el último trago. Ni siquiera le he preguntado su nombre. Me giro bruscamente y la busco con la mirada. Pero solo hay niebla y silencio.
Unos segundos de duda y ya ha dejado de existir.

Ostinato by Herbie Hancock & Chick Corea on Grooveshark

viernes, 6 de julio de 2012

Sueño de una noche de verano (II)

Otra vez sola. Sé que soy una dependiente emocional, no soporto el rechazo, tiendo a convertirme en un personaje de Lucia Etxebarría con un terrible síndrome de Diógenes emocional. Solo quiero echar un polvo, que me empotren, follar, vivir, huir hacia delante dejando atrás su recuerdo como un pequeño bloque de cemento ahogándose en el mar. Me gustaría no recordar el sabor de su semen, de su polla, de su risa, no estar hundida en esta sima premenstrual. Las píldoras azules envuelven mi cerebro en nubes de algodón con la textura del terciopelo, soy un feto rodeado de líquido amniótico. A veces tengo la tentación de combinarlas con alcohol. Escribir es una forma de retrasar eso, de combatir el autismo de la sonrisa blanda que me provoca el Prozac. Porque sin ellas me siento un transbordo, un túnel de placer provisional que sus manos han saqueado totalmente, un trozo de carne con secuelas.

Cuando le sueño siempre está con otra, y despierto con una sensación caustica en la boca provocada por los celos. Con lo fácil que sería salir a la noche, a las muescas, a la competición de experiencias. Pero aún no puedo. Y es una paradoja, porque mi cuerpo arde, soy compulsiva con el sexo, con él me dejaba hacer cualquier cosa que se le ocurría, era su coño nihilista, allí donde naufragaban todas las fantasías y hollaban la tierra convertidas en experiencias. Reducía mi locura ciclotímica con su polla, escanciando el premio garganta abajo. Recuerdo el trio que hicimos, como ella sabía atar con delicadeza, como me penetraba sin permiso con su mano, esos pechos pequeños llenos de anticlímax, la pasión trasgrediendo, profanando, vaciándonos, columpiándose entre nuestros cuerpos, dejando unas marcas indelebles.

Pero no puedo estar siempre suplicando a la guadaña. Píldora azul. La música continúa, y me abandono un poco más.

Dracula's chauffeur wants more by Lüger on Grooveshark

jueves, 5 de julio de 2012

Sueño de una noche de verano (I)

La muerte sueña contigo, te quiere violar.
Sería más rápido que seguir oxidándote día tras día.
Suenan campanas de boda. Compras una pistola.
Bombeas sangre hacía muros sin columpios.
Ventanas iluminadas. Manchas en el sofá buscando respuestas en el televisor.
Masturbar palabras. Inerme. Frío. Ansiedad. Deseo furtivo. Me acaricio con cierta desgana.
Manos llenas de sangre y semen. Pornografía perversa cosificando mi sensibilidad.
Amélie, una estrella porno que mancha la cámara con sus flujos.
En el balcón de mi cerebro un perro destroza una vieja muñeca de trapo.
La ciudad mece su pena en vino y besos en venta.
Hacemos sonar los grilletes antes de acostarnos. Flores rojas sobre la nieve.
La botella es una corona que se arruga con cada palabra.
Una vieja nave de combate hundiéndose, el filo del cuchillo sabe mucho de poesía.

El polvo con su ausencia de prisa nos cubre como una sábana de viento.
Los dos necesitando algo trascendente e imposible, no solo una necesidad física desubicada.
Desfloramos la nada que nos separa, con esa ternura que nace entre dos desconocidos inmersos en una situación jodida.
Eres una medusa en su atalaya, pelo azabache, tez pecosa, cuerpo extenuante.
Dulzura y dureza a partes iguales, provocas que las tijeras bailen bajo mi piel.
Pero solo sabes vivir dentro de tu cuerpo, es como freír carne en una sartén.
Te duermes deshilachando tu perfil ante la pútrida luz de la pantalla.
Temo que desaparezcas en la siguiente línea.

Ven. Acércate. Follemos de nuevo.

My Sweet Prince by Placebo on Grooveshark

miércoles, 4 de julio de 2012

El futuro de Rorschach (II)

La resignación es la aceptación de lo inevitable. Así me siento con respecto a mi relación con Ophelia. El sexo se ha atenuado y ahora vemos en el otro una figura más cercana a la realidad, ¿nos despedimos o seguimos con el beso de rutina antes de acostarnos? Las relaciones son como un libro, la primera página es el primer roce con intención, pero al cogerlo entre tus manos ya intuyes el número de páginas. Los optimistas, extrañamente denigrados como románticos, suelen releer los mejores párrafos para alargar la trama y esperan incasables la segunda parte. Pero el agotamiento ya está latente en ese primer encuentro. Eres perfecto hasta que abres la boca, te bajas tus pantalones, dejar de venderte y empiezas a sincerarte del todo. O quizás no, quizás existen relaciones sin bostezos, donde las leyes de la naturaleza se disipan y las endorfinas son eternas. Pero seguramente se debe más a factores externos que nos distraen, como la familia, la lealtad, el masoquismo, enamorarte de alguien que no existe siendo tú alguien al que no dejas existir totalmente. Abnegación como sublimación de la autorrealización personal en el otro, síndromes de Electra y Edipo.

Me voy por las ramas, culpemos al alcohol. Lo que intento decir es que Ophelia y yo hemos perdido la inocencia. Si solo fueran sus grandes orejas, o el pasado sentimental siempre erigiendo alguna sombra, podría aceptarlo, pero hay otros detalles inaprensibles que nos separan, como su forma de enfrentarse a los problemas o sus silencios a destiempo. Pero odio los finales, por eso me cuesta implicarme. Y no me refiero solo a las mujeres, me sucede con los amigos, con los lugares donde paso más tiempo del habitual. Me cuesta asumir que las cosas no son para siempre, que son fungibles, que desaparecen. La gente habla de aceptación como forma de madurez, pero a mí solo me produce tristeza.

Me acuerdo ahora de esa vidente que a finales del año pasado –post aquí-, me aseguró con sus visiones prospectivas que una mujer trigueña iba a conquistar mi corazón durante años. No habló en ningún momento de conejitas parlanchinas. Quizás con el fin de distraerme me entran ganas de ajusticiarla por crearme falsas esperanzas

Zona del retiro, caseta de mala muerte descolorida por el sol. La anciana medio dormida, ojos como charcos, pega un respingo al escuchar a Rorschach entrar y le saluda automáticamente como si fuera su nieto favorito.

Rorschach: (Alzando la voz) Señora, exijo una retribución, he esperado pacientemente pero nada, absolutamente nada de lo que me dijo se ha cumplido.
Clotilde: A ver joven, cálmese, permítame una tirada de cartas (Baraja con pulcritud, corta con mano izquierda, disposición sobre la mesa, momento de concentración) Ah, ah, es normal que no se haya cumplido nada, tienes los caminos bloqueados. Necesitas una limpieza.
Rorschach: ¡¡Pero señora, no me ofenda, que me ducho todos los días!!
Clotilde: No, no, querido, me refiero a una limpieza espiritual. Tengo un santero recién llegadito de Cuba, Puede hacerte un trabajo y limpiarte los caminos.
Rorschach: (Levemente intimidado) ¿Por qué toda esa jerga que utiliza tiene reminiscencias homosexuales?
Clotilde: (Risueña) Querido, tranquilo, deja que te lea la mano. (La mira muy concentrada durante un par minutos, como si el mundo se reflejará en la palma) Sí, todavía tienes una oportunidad, la chica sigue ahí, pero tienes los caminos bloqueados. Haremos un endulzamiento y para finales de julio vendrá a ti.
Rorschach: (Retira la mano con cierta brusquedad) ¿Endulzamiento, pero de qué cojones me está hablando? (pausa) Aunque la idea de una mujer viniendo a mí… resulta agradable pensar que el destino todavía me conserva en su agenda.
Clotilde: (Decidida) Hoy mismo puedo hablar con el santero. Tirará los caracoles por ti toda la noche, bajará los santos de su madre y hará la limpieza. Solo te costará doscientos euros.
Rorschach: ¡¿Pero está usted loca?! Si le pago esa cantidad no tendré comida esté mes. Ni siquiera podré pagar internet.
Clotilde: No hay que ser tacaño con el amor, esa mujer estaba destinada a ti desde febrero, pero tienes mucha decadencia a tu alrededor y tienes que forzarlo. Es tu año del dragón, ahora o nunca.

¿Y qué he hecho? Pues pagar, me hubiera gustado veros ahí dentro, con esa anciana que parecía una de las Parcas con unas tijeras sobre el hilo de mi vida. Tenía datafono o sea que pagué con tarjeta. Y nada, ahora a esperar, me ha prometido que en veinte días empezaré a ver resultados.

Toda una profesional.

El Monstruo de las Ramblas by Facto Delafé on Grooveshark

martes, 3 de julio de 2012

Trilogía Decadente De Una Mente Sin Recuerdos (III)

A veces creo que ya he tocado fondo, esa especie de escatológica asincronía con tu propia alma, esa incapacidad para eludir la frustración, esa bilis letal que quema tu garganta cuando tienes que sociabilizar y sonreír a tus compañeros de trabajo, cuando lo que realmente quieres es expandir su cerebro desparramándolo por el suelo.

Pero todavía sigo aquí, con las pulsiones suicidas vaciando el vaso de vino una y otra vez hasta el vómito, hasta que los días se difuminan y la resaca solo es otra voz inmisericorde dentro de mi cabeza. Languideciendo estúpidamente, soñando con terrorismo urbano, con quemar, romper, destrozar, aunque solo sean mis nudillos contra la pared. Acariciando mi polla recordando quimeras y oportunidades perdidas, con ese masoquismo despiadado de la soledad, sin esperanza, pero conservando el humor, ese sonido de estertor amable, del tullido arrastrándose por un coño reseco, dispuesto a arañar un poco de placer antes del accidente final.

Hay momentos en que el silencio te ahoga entre cuatro paredes y el frío empieza a supurar, te sientes totalmente solo y relativizar no sirve de nada. Los locos son personas con demasiada sensibilidad, saturados por la realidad, incapaces de aceptarla sin echarse a reír o a llorar sin control. En momentos así busco sentir algo, tecleando, escuchando música, viendo una película, leyendo. Desgraciadamente solo el talento me emociona. Me resulta asombroso que el resto del mundo llore por un resultado deportivo pero no le afecte la muerte de un personaje literario, el final de un libro, una canción cuya letra parece que ha sido escrita para ti y que entra en bucle en tu cerebro.

Estoy solo. Y puede que tú, ahí, leyéndome en el ordenador o en el móvil, también lo estés. No me refiero a una soledad absoluta y dramática. Seguro que tienes amigos, hijos, algún amante, toda una vida esperando ahí afuera con una puntualidad modélica. Me refiero a esa soledad más sutil, donde la gente de tu entorno no sabe realmente lo que piensas, como sientes, que deseas, que te excita. Te escondes, huyes del rictus, del juicio condescendiente, no quieres convertirte de pronto en la rara, en la extravagante. Por eso me agrada que me leas, que pongas tu propia banda sonora, que pueda llegar a emocionarte.

Te imagino a veces masturbándote, mezclando el vicio y la poesía entre tus dedos. Me gustaría estar ahí.

O quizás no, quizás tú, sí, tú, mereces todas las mentiras que han escupido sobre tus piernas abiertas porque solo eres una tara infumable, una cobarde inconsciente e idiota. Y ahora, condenada a sufrir esa soledad como una segunda piel de la cual nunca podrás desprenderte, sufres el justo pero elevado precio por dejarte caer sin intentarlo.

Pero, ¿quién soy para juzgarte de forma tan dura? Adelante, ven aquí, la noche mezclada con alcohol es un buen paliativo para la mortaja del alma. Podemos columpiarnos con medio cuerpo fuera de la ventana, mirar al suelo y reírnos de lo fácil que resultaría todo. Yacer ebrios esperando una segunda oportunidad mientras seguimos fecundando pesadillas tras las atalayas del manicomio. En el fondo todo es optimismo suicida y ansia de sexo, hastío y tu coño caliente abierto en canal. Y aunque esta soledad, en mitad de la nada que compartimos, siempre es preferible a una compañía desquiciada, sigo buscando en ti un puto pedazo de cariño.

Te quiero. No me hagas repetirlo.

Cut by The Cure on Grooveshark

lunes, 2 de julio de 2012

Trilogía Decadente De Una Mente Sin Recuerdos (II)

Cierro el cajón lleno de sangre y fotografías viejas. Vuelvo a violarte la boca, encuentro mágico entre nuestras ansiedades. Estás totalmente entregada, asumiendo el ritmo como algo natural, innato, mientras suena ese eco de succión que tanto nos excita. Calor. Saliva. Carne rozando tu garganta sin que la náusea se materialice. La asfixia erótica es un cenagal demasiado concurrido en tu pasado. Podría darte un par de bofetadas, como pequeños latigazos de amor, pero sería la muerte de mi deseo, prefiero trascender mirando tu cuerpo de viciosa pulcritud

Rescoldo animal. Descargo brutalmente mi amor en tu boca y tragas satisfecha. Mi respuesta natural a ese perfecto estímulo de sumisión es empezar a comerte el coño, ese manantial que nunca consigue apaciguar del todo mi sed. Los gestos siempre terminan evolucionando en una bella familiaridad. Fricción. Lengua. Carne. Labios devorando labios. Te dilatas de forma obscena. Un coño es la antítesis de la muerte, vida deslizándose entre tus piernas, placer desbrozado, un espejismo donde escribo, como en el filo de una navaja, el sutil tajo mortal que acabará finalmente con todo. Como un pianista asfixiado por el humo y la falta de talento jugando en el asfalto de las teclas, huyendo como puede de la corriente de indiferencia y miedo que le rodea.

Mi mente es un puto exilio donde las cucarachas marcan las fronteras. Te intenté advertir, había miles de señales, sólo tenías que escucharme. Pero a ti te gustaba el daño controlado, la cuchilla, el miedo seco antes de la actividad prohibida. Un momento de exploración, dedos lubricados por lágrimas o algo peor. Medías el paso del tiempo con cicatrices. No eras capaz de captar tu propia belleza, solo pensabas en el lugar donde incrementar la presión, como si el dolor fuera algo accesorio, un estremecimiento previo al orgasmo. Y te encontré en la bañera, blanco sobre rojo, como si al conseguir cerrar los ojos pudieras deshacerte del frio.

Recuerdo el arpa eólica de tu voz mientras hacías equilibrismos con mis sentimientos. Suenan las sirenas, no hay dios ni héroes, solo un vendedor de flores en el cementerio.

Mother by Pink Floyd/The Wall CD 01 on Grooveshark

domingo, 1 de julio de 2012

Trilogía Decadente De Una Mente Sin Recuerdos (I)

Llevo un rato mirando la pantalla sin saber sobre qué escribir. Cuando me sucede eso suelo ponerme a leer algún libro o alguno de los blogs que tengo en favoritos, incluso los periódicos digitales. A malas puedo hablar de política, de economía. Otras veces me remonto a mi pasado. O a mi incierto presente/futuro. También suele surgir el tema del amor. Pero para la decadencia hace falta algo más.

La gente cree que las palabras son como las caras bonitas, se ponen juntas y obtenemos un resultado. No es así. Quizás en otros géneros puedes simularlo, esa mierda de libros llamados –bendito google- Chick-lit, postfeministas que presentan a mujeres de clase media-alta obsesionadas con las compras y los ejecutivos perversos, o peor aún, clones de Bridget Jones cliché de neurótica impresentable. Crear un argumento donde la pija descerebrada de turno tiene como mayor tesoro un bolso que vale ocho veces el salario medio interprofesional y está enamorada del guapo y misterioso, o del guapo bonachón, o del guapo cabrón, debe de resultar aburrido pero inmensamente sencillo. Tanto como escribir sobre vampiros y hombres lobos, o sobre zombies que conquistan el mundo. Pero la gente quiere escapismo, una palabra tras otra, ser feliz. Una felicidad mongoloide, pero felicidad a fin de cuentas.

La decadencia, sin embargo, es más complicada de trasladar al texto, tiene que haber un estado anímico concreto para que sea creíble, tiene que haber soledad, aislamiento, ira, resignación, un corazón deshilachado, una mano aterida a una copa de vino. Leed las biografías. ¿Es masoquismo? Quizás. Y cobardía, derrotismo e incapacidad para sociabilizarse. Defectos. Pero dejando un enorme zurullo en la base de la Pirámide de Maslow diría que la felicidad es subjetiva, independiente de necesidades y estereotipos culturales, que la autorrealización es posible si no existen carencias espirituales. Tampoco quiero decir que el artista tenga que sufrir, a lo sumo tiene que esforzarse y ser perfeccionista, lo único que pido es, y perdonad el exabrupto, COJONES. O si la expresión mundana no es del gusto de las múltiples feminazis del lenguaje: OVARIOS. Sí, simple y llanamente. Se trata de llenar la página de forma visceral, da igual si es decadente, humor paródico, o cualquier mierda biográfica que para vosotros resulte importante, no podéis dejar indiferente. No hace falta ser zafios, podéis expresar mucha mierda en una poesía, pero hay que ser sincero, porque el único público real eres tú, y no merece la pena venderse si pierdes la oportunidad de mostrarte.

Quizás lo he comentado anteriormente, no reviso mis post antiguos, la decadencia, el realismo sucio, es una gran broma nihilista, se puede simplificar diciendo que es la cultura del fracasado, como ver Fight Club y pensar que solo trata de un esquizoide terrorista. Pero hay más cosas. Ves ahí abajo a un loco que ha tocado fondo y ese agravio comparativo que todos tenemos tan interiorizado te hace sentir mejor con respecto a tu vida. Pero luego observas que el loco no grita: canta. Y te deja estupefacto, ¿qué cojones hace ahí, porque no está llorando, porque no quiere subir? Y sientes esa sutil falta de libertad que te rodea. Él es un gilipollas, eso por descontado, pero es libre. Se ha bajado momentáneamente de la rutina adocenante de cuarenta horas de trabajo, de dos horas de colas y/o transporte público, de parejas posesivas, de esa única agenda que todo el mundo sigue sin plantearse si le hace feliz. Y resulta que el bufón, el loco, se ríe del traje nuevo del emperador.

No necesitamos bajar a su agujero para aprender de él, desde aquí se le escucha, solo tenemos que aprovechar la oportunidad, cuestionarnos, valorar nuestro tiempo con otro baremo. Y a veces el insomnio nos sorprende con el gorjeo de nuestro propio pájaro azul. Y es un canto orgulloso, real, enfático. Las cosas más importantes son inaprensibles.

Ahora, con vuestro permiso, voy a seguir bebiendo.

High Hopes by David Gilmour in Concert on Grooveshark